lunes, 6 de febrero de 2012

PLAN RENOVE: ¿Es el momento?

Ya conté en mi entrada sobre el primer “Salón del Motor de Sevilla” que el representante de los comerciales del sector había anunciado la necesidad de un plan Renove que tendría que poner en marcha el “gobierno que salga” - sabia elección de palabras, sabedor de que las corrientes electorales pueden cambiar de sentido de forma repentina, como ya hemos visto varias veces – si queríamos ver la recuperación de un sector motriz de nuestra economía.

Perfecto para la circulación

Todo esto es muy interesante: analicemos antes que nada lo que significa. Por mucho que el portavoz de los vendedores dijese “el gobierno que salga” - recordemos que hablamos del 1 de Noviembre de 2011 – es mas que probable que en sus pensamientos estuviese el PP, es decir, un partido de centro/derecha, con lo que se asume un apoyo al espíritu emprendedor y a la iniciativa privada. El problema es que ningún partido puede simplemente negar la realidad por mucho que en la imaginación colectiva se le asocie como “el amigo de los bancos y los empresarios”. Negar la realidad es algo que le ha salido muy mal a muchos gobiernos y el actual apuesta por al austeridad, caso de pillarse los dedos.

¿Qué quiere decir, entonces, un “plan Renove”? Básicamente se traduce en una ayuda del gobierno para comprar un coche nuevo entregando nuestro “viejo” turismo el cual después veremos reciclado en alguna forma de vida útil – esperemos – para la sociedad. Se pueden hacer varias interpretaciones de la necesidad de una ayuda de este tipo. La mas alarmante es que la sociedad española se ha empobrecido tanto que prefiere tirar de una tartana con ruedas antes que hipotecarse la vida con un vehículo nuevo. Pesimista a mas no poder.

En el otro extremo, podría interpretarse como la forma que tiene una industria avara, con objetivos de ventas desorbitados, ignorantes – porque quieren – del estado real de las cosas, de provocar una necesidad de consumo en los ciudadanos. Y ademas recurriendo a la forma mas denigrante de reclamo; la ayuda gubernamental.

Aunque los dos polos me encantan, hay que reconocer un hecho: el parqué automovilístico español ha envejecido, y mucho, en los últimos años. La causa principal – y casi diríamos que única – es la puta crisis, y como esta recesión tiene unas raíces que operan en círculos, pues a menos sueldos, menos consumo, menos ventas, menos compras = mas paro= menos sueldos.... Y en el sector se ha notado mucho, marcas como Cadillac o Ssangyong que se dedicaban a los vehículos de gama mas exclusiva o con un comprador muy concreto, han reducido drásticamente su presencia en concesionarios, por no hablar del drama de una histórica como es Saab.

Los afectados no son solo los limpios comerciales con chaqueta. Los mecánicos de los talleres oficiales, las fábricas, los ingenieros, todos se ven afectados por las bajas ventas. ¿Supone esto un drama para el país? Para el nuestro y para cualquiera, si Renault estuviera en una situación difícil, tanto los franceses como Rumanía – donde se fabrican los Dacia, propiedad de la marca que fabrica el Clio –, estarían también contemplando pedir a sus gobiernos algún tipo de ayuda para alentar las ventas.

Hay dos aspectos mas a tener en cuenta: la seguridad y el medio ambiente – factor este último que probablemente ocupe el último no, el ultimísimo lugar en las preocupaciones del sector, en lo cual ahondaremos mas adelante -, ¿por qué? Veamos...

Un coche mas viejo tiene mas papeletas para sufrir una avería. No, no hace falta ser un premio Nobel para llegar a esa conclusión, pero pensemos en un caso que por lo habitual no tiene que llamarnos menos la atención; usted lleva religiosamente su turismo a la revisión técnica o ITV. Todo funciona a las mil maravillas, pero a las pocas semanas o al mes, un fallo electrónico o del motor le deja tirado en mitad de una autopista mientras unos zombies reptan hacia usted para comerse su cerebro. Vale, a lo mejor me he pasado con lo de los zombies, pero ya captan la idea.

Haciendo una comparación mas concreta; supongamos que usted es una de esas personas que tienen chófer, el cual le lleva a usted de su mansión en Somosaguas – prometo haber elegido el nombre al azar – hasta su despacho en Isengard – bueno, a lo mejor no - , la ruta es la de siempre, a una velocidad media, con el tráfico a merced de las inclemencias temporales propias de cada estación y demás. Ahora bien, ¿Se fiará usted de ese chófer de la misma forma hoy en día, cuando ha cumplido 80 años, que cuando estaba en la treintena? ¿Y por qué tiene usted un octogenario en nómina?

Sobre el tema del medio ambiente; ¿qué puedo decir? No se trata de que todos salgamos a comprar un Prius inmediatamente, pero los modelos mas antiguos -y tampoco hay que echar la vista atrás hasta muy lejos – tienden a gastar mas que los actuales. Este punto no está exento de polémica, si bien no tenemos un plan Renove a la hora de escribir estas líneas, el gobierno español (y otros de la UE) sí que ofrece un importante descuento a la hora de comprar un eléctrico. Es la forma que tiene Europa de dar la bienvenida al fin de la dependencia de... no sé, el crudo iraní. Por decir algo.

Deseando hacerme un Sevilla-Madrid con esto... o no.


Por supuesto, el coche eléctrico por si solo no va a salvar el clima mundial, ni nos permite – por ahora – hacer un trayecto de AVE sin afrontar un interesante periodo de recarga, o ya puestos, sus ventas desde luego tampoco van a sufragar la salvación de las marcas en situación comprometida. De hecho, han sido las pocas unidades vendidas las que han propiciado las quejas de los comerciantes, en un claro “¿No sería mejor ignorar los casquetes polares durante un tiempo prudencial y mantener los puestos de trabajo”?

Lo dicho, no se trata de una industria desalmada que quiera destruir el mundo, simplemente se ve en una renovación del parqué, una oportunidad para que todos salgamos ganando. Y esto sería así si no fuera por las fuertes medidas “si ya nos habíamos apretado el cinturón ahora vamos a hacernos unos agujerítos mas” que aprobó el gobierno al poco de tomar posesión. Ya saben que en este blog somos poco de hablar de política, y antes de que se quiera ver algún tipo de ideología en mi argumentación, aclaro que probablemente si Rubalcaba hubiese ganado habría hecho algo muy parecido.

¿Entonces? ¿Habrá plan Renove? ¿Debería haberlo? Mi conclusión es que el dinero que se quiere recaudar con las medidas aprobadas se enfocará a todos los aspectos de la economía que permitan ahuyentar el “fantasma griego/portugués/irlandés” de nuestro país, es decir, presupuestos generales menos ahogados y una Seguridad Social que se aleje del déficit. Eso deja muy poco espacio de maniobra para el reciclaje o el apoyo a la iniciativa privada, sea del tipo que sea.

Obviamente, ustedes podrían decirme “¿Y los bancos? ¿Acaso el gobierno no los apoya y ayuda?” Hay muchos blogs en los que encontrará respuestas mucho mejor articuladas ante esa pregunta, probablemente usando interesantes paralelismos con el caso islandés. Pero hasta donde yo sé, los bancos también están viéndoles las orejas al lobo, el problema es que también es la clase de zarpazo que no solo afecta a unos pocos en las altas esferas. Cuando superemos esta crisis – prefiero usar el “cuando” que el “si” - probablemente habremos aprendido algo del funcionamiento de la economía y tenderemos a fiarnos menos de algunas promesas bancarias. Y haremos bien. Ahí lo dejo.

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