Formato; 1 DVD
Precio; 9,20
Lugar: Tienda Tipo (¡si, todavía existe!)
IT'S THE SHOW THAT GET YOUR MONEY'S WORTH
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Esta es la pinta que tiene... sin la absenta, claro |
Como ya indiqué en mi articulo sobre Fleetwood Mac, poco después de la segunda mitad de los años 70 (siglo veinte), parte de la crítica y de la industria musical intentaron señalar un nuevo “año cero” con el advenimiento del Punk, un regreso a la forma de hacer música alejada de los grandes presupuestos, los exilios fiscales y los largos solos en cualquier instrumento. Teniendo esto en cuenta, el pujante AOR, el malvado rock progresivo y los diletantes cantautores debían ser borrados de la faz de la tierra e ignorados fulminantemente. Por supuesto, el público y la radio pensaban de forma diferente, sobre todo porque aparte de los Sex Pistols y los Clash, la mayor parte de los grupos punks desaparecieron tras un par de discos, vendiendo mas o menos esa cifra.
Puede que tener un grupo punk le diera a tu discográfica mas credibilidad, dar a pensar que estabas en la onda y que seguías las nuevas tendencias musicales, pero lo continuaba vendiendo era Pink Floyd, Led Zeppelin y Carole King. Por supuesto, eso no quita que su influencia no haya sido enorme, como pasó con otros grupos que nunca llenaron polideportivos pero que muchos artistas adoran, la Velvet Underground y Joy Division se me vienen a la cabeza.
Con propuestas mas digeribles (¡hasta tienen baladas!) como Offspring o Green Day, el punk consiguió triunfar en las listas de éxitos, mientras en las dos décadas que iban pasando, el rock progresivo sufrió un declive comercial y artístico (insisto, desde el punto de vista de buena parte de la crítica) que lo dejó a la merced de los viejos éxitos o en una constante reinvención de las bandas, si es que no eran disueltas.
Antes de continuar, quiero dejar muy claro que no escribo esto como un talibán del rock progresivo. Cierto es que es mi género favorito y que para mi, lo que se parió en la primera mitad de los 70 sigue siendo lo mas grande y una ración casi diaria de mi dieta musical, pero eso no quita para no cosiderar “Never Mind the Bollocks” una puta obra maestra, tanto como un recopilatorio de Modern Talking. Y lo digo sin sonreír y sin ningún ápice de ironía en mis palabras.
De la plana mayor del progresivo primigenio – Jethro Tull, los Floyd, King Crimson, Yes y Genesis – Emerson, Lake and Palmer fueron los que se llevaron mas guantazos por parte de la crítica, incluso en su etapa de mayor esplendor. El legendario Lester Bangs dijo de ellos que “lo que hacen estos tipos los pone al nivel de unos criminales de guerra”. Conviene recordar que Bangs fue también el señor que escribió una historia en la que se imaginaba matando a James Taylor con una botella rota. A mi esto me parecería jorribol jorribol y de muy mal gusto si no fuera porque en su día ideé una canción llamada “Yo maté a Alex, Un Vago”.
Otro mítico, el DJ John Peel, afirmó que ELP representaban “un desperdicio de electricidad”, de nuevo, conviene recordar que Peel le retiró el saludo a Ian Anderson cuando los Jethro dejaron el blues...Ay John... En fin, ¿tanta mala bilis estaba justificada?
Como es habitual, muchos de los tópicos de un género no se pueden aplicar a una sola banda, mucha gente se acuerda de los disfraces en escena, pero eso solo lo hizo Genesis, o de las escenarios gigantescos, pero es que eso se transformó en una norma de todos los grupos de éxito, progresivos o no. Sí que hubo mas bandas que adaptaron temas de la música clásica al lenguaje rock, pero eso es algo que se ha hecho toda la vida en la música popular.
Así pues...¿Por qué tanta ojeriza a este grupo? Para empezar, ELP eran un “supergrupo”, los tres integrantes ya tenían una trayectoria interesante antes de ponerse a grabar juntos, y eso daba muy mala espina, como unas Spice Girls pero con talento musical, bueno, mejor como unos Black Country Communion o unos Chickenfoot. Keith Emerson (teclados) había llevado a The Nice hasta los límites de lo posible, el grupo se había hecho especialmente famoso por su versión de “America” de Leonard Berstein – si, del musical West Side Story – y consiguieron hacer discos con títulos en latín y todo.
En una entrevista sobre la grabacion de “Trespass”, Peter Gabriel comenta sobre el “The Knife” genesiano que era un referencia a los Nice, a los que, contrario a la creencia general, consideraba un grupo agresivo y potente como Soundgarden. Yo, todo lo que dice Pedro me lo tomo como Palabra de Dios, pero creo que aquí arriesga mucho la puntería.
En fin, Greg Lake (bajo, guitarra, voz) provenía de unos King Crimson que habían logrado lo que muchos grupos con un debut espectacular: poner el mundo a sus pies para después desintegrarse a la velocidad de la luz. Después del influyente “In the Court of the Crimson King”, y tras la marcha de McDonald y Giles, Lake se dejó querer por Emerson – en sentido figurado – cuando este le explicó que quería formar un nuevo grupo y que si querría formar parte de él.
El último en escena fue Carl Palmer (batería), que si bien venía de los irregulares Atomic Rooster, su gran éxito lo había probado con The Crazy World of Arthur Brown, si amiguitos, el señor que se prendía fuego en la tiara cada vez que salía a escena.
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Si, este señor es Arthur Brown |
Si el hecho de que lo suyo pareciera mas una transacción comercial que un grupo de colegas que se junta para tocar no era ya lo bastante malo para la prensa, su formato era aún más sospechoso. A pesar de que Lake se marcaba sus temas a la guitarra acústica, la mayor parte del tiempo, el sonido del grupo se sustentaba de teclados, batería y bajo.
¡Teclados! ¡EL gran enemigo del Ruack! ¡Un instrumento para pijos! Como si el batería medio fuera un muerto de hambre... Pero claro, el problema no es solo el instrumento en si, sino que Emerson se ocupaba de dejarte bastante claro que él era muy bueno tocándolo. Jodidamente bueno. Al igual que Ian Anderson con la flauta y el humor grueso, Keith quería utilizar sus órganos (musicales) con la misma energía que Hendrix su guitarra eléctrica, así que ni corto ni perezoso se ponía a pegar brincos encima del Hammond, cuando no le estaba clavando puñales para sostener las notas o disponía sus teclados para que mostraran su musculatura bajo su chaqueta de con brillantina. ¡Hola, Nacho Cano!
Por supuesto, hay otras cuestiones que agotaron la poca paciencia de la prensa musical; en su etapa de mayor éxito, los ELP pusieron en una “lista negra” aquellos medios que resultaran hostiles a su propuesta, por no hablar de su triple disco en directo, sus adaptaciones de, no ya Mozart o Bach, sino de compositores contemporáneos como Mussorgsky o de, lógicamente, sus canciones de 20 minutos con largos solos de sintetizadores y primigenias baterías electrónicas.
¿Qué opino yo de todo esto? Pues yo coincido completamente con lo que dice en su mini recomendación sobre “Tarkus” la “Rough Guide to Rock and Roll” en la que se afirma que “después de esto, Emerson Lake and Palmer no tenían otro sitio a donde ir” ¡y era su segundo álbum!. Es cierto, con el disco del “tanque-armadillo” en su portada, el trío había alcanzado sus mayores cotas artísticas, de hecho cuando yo curraba en la Fnac lo solía poner a toda pastilla por las mañanas antes de abrir. Espero que eso no influyera en que me echaran...
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HR Giger en su salsa |
En cualquier caso, cuando en la suite de más de un cuarto de hora (¿qué otra cosa podía ser?) se llega a la sección de “Battlefield”, me pongo tan palote que podría romper el escudo del Capitán América a pollazos. He buscado alguna forma mas fina de decir esto, como “la épica de esta canción me subyuga hasta límites insospechados” o “el grupo alcanza un clímax instrumental que roza el paroxismo si es que no lo agarra con todo lo que tiene”. Pero como esto no es la sección de crítica musical de G. Sanz, y como ninguna de las otras dos opciones realmente se acerca a lo que quiero decir, lo repetiré para dejarlo bien claro; para cuando el grupo llega a la sección “Battlefield” en “Tarkus”, me pongo tan palote que podría romper el escudo del Capitán América a pollazos. Buen momento que ha elegido mi señora madre para llamarme por teléfono, gracias mamá. Espero que no leas este post.
Una vez dicho esto, tengo que admitir que el trío fueron capaces de realizar algunos momentos musicales francamente inaguantables, que a pesar del éxito comercial de su “Pictures at an exhibition”, prefiero la versión resumida que tocan en los conciertos (como la de este DVD), porque aguantar los devaneos en el Moog de Emerson tiene tela, de vez en cuando son un puto coñazo, un PUTO COÑAZO.
Ya digo que si el grupo hubiera tomado las de Villadiego en 1971, podrían haber dejado un buen recuerdo entre los aficionados, creo que al nivel de Led Zeppelin, a pesar del maltrato crítico, la gente diría “joder, qué buenos eran”. En vez de eso, y tras varias obras con otros grandes momentos, ELP se tomó un descanso justo en los años que el Punk intentó coger al negocio musical por los huevos, para cuando los tres volvieron, el ambiente se había vuelto aún mas hostil, y eso que Lake había disfrutado de un single de éxito con su anti-villancico que después han versionado U2.
En su regreso – “Works”, no confundir con el de Queen - optaron por un disco que conjugaba por un lado los esfuerzos en solitario de los tres miembros; concierto de Emerson para piano, composiciones y arreglos del batería para lucirse y baladas de Lake, quien en aquella época seguía siendo un pene con patas (y no es un comentario que no venga a cuento, créanme). En la cara B, una de sus suites mas aburridas, “Pirates” (también incluida en el DVD) y su versión de la “Fanfarria para el hombre común” de Copland, un insospechado hit instrumental para el grupo.
A pesar de que se salieron con la suya en plena efervescencia punkie, el grupo decidió marcarse una gira con orquesta al completo, una orquesta además formada para la ocasión, como el escenario y toda la parafernalia que se estaba asociando por entonces al trío. Por supuesto, el descalabro económico fue monumental, y ni siquiera por vender pocas entradas, el desastre iba a producirse aún cuando el grupo fuera capaz de llenar todos los shows. Gran trabajo de contabilidad, que se dice.
Este modus operandi del grupo, que se traducía en algunos de los lanzamientos discográficos de su propio sello – Manticore – como el debut de Pete Sinfield (letrista para King Crimson y ELP), con ese vinilo en funda especial, o pedir a HR Giger (mas tarde creador de la criatura de “Alien”) que dibujara sus portadas, terminó por llevarlos a la bancarrota, forzándoles a girar de nuevo como trío, no sin antes realizar un especial televisivo en Montreal. El mismo estadio donde Roger Waters escupió a un fan, la conocida anécdota que pareció impulsar la escritura de The Wall.
Después de esto, un lanzamiento con abundantes refritos – “Works II”, tan original en su título como el nuevo nombre de Glenat España – y el escarnio mas profundo con “Love Beach”. Un disco con esa imagen de chuloplayas que ha conseguido colarse entre las peores portadas de la Historia y una música al nivel. Hay un sórdido placer en escuchar a Lake cantar aquello de “Take you to the loooooooooove beach!” Por un segundo parece que se va a arrancar con un “Love, exciting and new...” Con todo, el resto del plástico no está tan mal, pero estaba claro que a ELP se le iba el fuelle.
Las tensiones propias de un grupo (sobre todo cuando es un power trio) y el pobre éxito de su última obra propiciaron una separación que parecía definitiva. No obstante, el grupo siguió arrastrando su fama durante los ochenta de la forma mas ridícula posible. Palmer fue lo bastante listo como para integrarse en otro supergrupo, Asia – con una historia aún mas convulsa que la de ELP por momentos, otro día hablamos de ella – mientras que Emerson siguió con sus bandas sonoras y Lake con discos en solitario. Pero a mediados de los ochenta, otro ELP resurgió, solo que la P era la de Cozy Powell.
A pesar de algunos aciertos, ni Keith ni Greg ni el pobre Cozy consiguieron levantar el vuelo comercialmente mas allá de “Touch and go” y la nueva singladura se disolvió tras la gira. Por si eso no fuera suficiente, Emerson y ahora Palmer formaron un nuevo trío con el multintrumentista Robert Berry. De nuevo, se trataba de una obra respetable, pero estaba claro que estos señores estaban cogiendo su reputación por el pelo, empujándole la cabeza contra el fango mientras le atizaban con un hierro caliente en la espalda y después orinando sobre su boca. De nuevo, no he encontrado un símil mejor.
LUNA NEGRA, LUNA LUNERA
A principios de los 90, los grupos punteros del rock progresivo seguían activos, cada uno a su manera. Jethro Tull iban quedándose cada vez más como un espectáculo en directo en el que echar la vista atrás, casi como Yes, que seguían con sus culebrones (que siguen hasta el día de hoy, por cierto). Genesis y Pink Floyd vendían a espuertas, pero con fuertes críticas a su dirección musical, mientras que King Crimson se plantó con un disco que parecía querer sobrepasar en mala leche al recién nacido grunge.
En medio de este clima tan confuso, ELP, ahora si, consiguió reunirse como Dios manda y marcarse un nuevo disco de estudio algo digno. “Black Moon” no representa el sonido setentero de la banda, ni consiguió poner al mundo a los pies de los tres músicos, pero representó una vuelta destacada, lo que les motivó para realizar una gira bastante beneficiosa.
Producido por Mark Mancina – quien compondría años después la banda sonora de “Tarzan” con Phil Collins -, el disco de la Luna Negra contiene canciones cortas pero con los suficientes cambios interesantes para no defraudar demasiado a los fans, así como las típicas baladas a guitarra acústica de Lake o instrumentales con base clásica. Una cosa lo bastante buena como para garantizar tres noches con todo el papel vendido en el Royal Albert Hall...
La versión en CD de este concierto fue mi primer contacto en disco con ELP y la experiencia fue... rara. Mas que nada por el último tema, algo que aclararé después. Siempre me han gustado mucho los discos en directo, representan normalmente lo mejor de un grupo – no necesariamente lo mas famoso – y soy de los que gusta escuchar cómo un grupo se las arregla para hacer que las canciones funcionen sin las triquiñuelas de estudio, reconozco que soy muy inocente porque los discos en directo suelen tener tantos “apaños” como cualquier otro, solo que con ruido de ambiente.
En cualquier caso, tenía muchas ganas de ver este vídeo en su totalidad, hace años me compré una cinta VHS - “Welcome back” - a un precio desorbitado que en realidad era un documental sobre la historia del grupo, con escenas de la grabación de Black Moon y de este concierto en el RAH. Parece que al trío le gusta fomentar la piratería, porque el vídeo con el show de Montreal lo vendieron durante una época desde su web al módico precio de...¡10.000 pesetas! (60 euros, para los que no saben quién es McGyver)
En su antología en DVD, el grupo solo quiso incluir “Tarkus” de este recital, ¡y encima aquí la tocan en versión abreviada! En fin, con todo este cabreo terminé por bajarme un archivo Divx de este Disco Versatil Digital, que, como buena parte de los archivos que uno se baja cuando le da la locura de los P2P, lo habré visto una vez en la vida. Por lo tanto, una vez vista la rebaja sustancial en el catalogo de Tipo, decidí que me hacía la suficiente ilusión tenerlo con su disco, su portada y su cajita.
THE DVD THAT NEVER ENDS?
Un mínimo sentido del marketing habría hecho que la edición en DVD de este concierto estuviera completado por el “Welcome Back” o entrevistas adicionales con el grupo recordando la magnitud de estos conciertos, o algún tema extra. Ya sea por vagancia, falta de líquido para comprar los derechos o “diferencias artísticas”, no hay nada de eso; todo el contenido está en estéreo, formato 4:3 (probablemente se grabó con Betacam) e incluso los capítulos no pasan con la soltura que uno querría a veces. (¡glups!)
Arrancamos con uno de los pocos Djs que respetaron a ELP durante toda su trayectoria, Alan Freeman, quién anuncia al grupo poco antes de que salgan a escena. Los tres se presentan sobre la base sintentizada de Karn Evil y dejan claro que están en una etapa confusa estéticamente. Emerson y Lake compiten por ver quién lleva la camisa estampada mas hortera - ¿influidos por Parker Lewis quizás? - mientras que Palmer arriesga con vaqueros y un chalequillo de cantante de orquesta... y nada mas, no vaya a ser que no nos demos cuenta de que sigue en forma a pesar de los años. Por cierto, ¿de verdad son pantalones de cuero lo que llevan los otros dos?
Lake agarra una eléctrica por primera y única vez durante todo el concierto – lo que parece una PRS, canela fina – y el grupo empalma con “Tarkus”. Si ya es raro que un grupo toque uno de sus temas mas largos y emblemáticos nada mas empezar, mas extraña el hecho de que lo toquen en versión reducida, cortando a la altura de “Iconoclast”. ¿Era esto necesario? Si amigos, no da tiempo a que Fran se ponga palote, al menos no mucho. A Emerson le da tiempo para sacar su controlador de Moog, con lanzallamas incluido, bajando al patio de butacas y dando la oportunidad de ver que realmente estamos en el Royal Albert Hall, porque los planos que hemos visto hasta ahora podrian haberse grabado en cualquier recinto.
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Luces rojas y oscuridad, dos cosas que pegan mucho con el formato vídeo |
A mi particularmente me encanta el RAH, tengo un montón de DVDs grabados en esta sala, y casi no me pude creer cuando estaba dentro de él para ver a los Musical Box en directo – prueba de mi frikismo, mas allá de este propio blog -, y no estoy solo, a Eric Clapton le gusta tanto que a principios de los 90 se marcó 24 conciertos allí. Las grandes mentes piensan igual, mamona. Me encanta la forma que tiene tanto por fuera como por dentro, incluso su irregular acústica – es prácticamente un domo, la pesadilla para un técnico de sonido – me parece genial.
Llegados a este punto, y antes de seguir desgranando el repertorio, me gustaría aclarar un par de puntos acerca del vídeo: por un lado el sonido. En lo referente a los teclados... bueno, Rick Wakeman, Tony Banks, Larry Fast y Emerson fueron los responsables de crear muchos de los sonidos que hoy en día uno puede encontrar en buena parte de los sintetizadores de hoy en día, desde ese barato Casiotone hasta la mas compleja Workstation, pasando por los sintes de software que imitan sonidos vintage. Todo eso a base de programar o hacer modificaciones a maquinas tan poco fiables como el Mellotron, el Moog o los ARP, ahora bien, de igual forma estos mismos innovadores de las teclas no tardaron en acomodarse con sonidos mas standard cuando los teclados empezaron a acumular cientos de sonido en sus bancos de memoria.
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Otro gran tiro de cámara |
O puede que pensaran que los nuevos sonidos mejorados eran mas efectivos que sus antiguos sintes, pero claro, la gente prefería cuando el Mellotron sonaba a una sección de cuerda ligeramente desafinada. Además, muchos no tardamos en familiarizarnos con el término MIDI y con la clase de sonidos que se asocian con él. Y ese es el problema con los bancos de sonido que usa Emerson, puede que para él sean la caña de España, pero el oído acaba enamorándose de la versión antigua, con todos esos toques tan setenteros.
Curiosamente, lo momentos en los que Emerson usa su gigantesco Moog modular – yo siempre pensé que estaba de adorno, pero se ve que no – son los mas agradecidos. Pasando a la sección rítmica, tras una década de abusar de los kits electrónicos o de intentar que las baterías sonaran a metal – me refiero a una barra de hierro golpeando otra, no el género musical -, en los 90, con la irrupción del Grunge y los Unplugged, la gente volvió al sonido de la batería mas natural, dentro de lo que cabe. O Palmer o Mancina decidieron ignorar esto para la grabación de “Black Moon” y la gira, porque del kit de Carl sale la mayor parte del tiempo un sonido que no acaba de ser ni completamente acústico ni completamente electrónico, de hecho podemos ver algunos pads alrededor de los parches, así que asumo que es realmente una combinación de ambos.
La cuestión es que no es un sonido agradable o cálido, y aunque no suena así todo el tiempo, la verdad es que quita un poco de gracia a algunos temas. En lo referente a Lake (si, tengo para darles a todos), pues mucha gente expreso su decepción con el estado de su garganta. Tengo que admitir que en comparación al tono de “angelote” - nunca fue una sílfide -, la voz de Lake suena en este directo un poco arrastrada, ¿el duro clima londinense? ¿La mala vida? ¿La edad? En contraposición, su habilidad a la guitarra acústica y al bajo siguen intactas.
Hablando de técnica, si os fijáis, a lo largo del concierto se puede ver varias veces a Emerson dándose pequeños masajes en las muñecas o haciendo una especie de calentamientos antes de atacar algún tema. Aparentemente, fue en esta época cuando el teclísta se vio afectado por el “Síndrome de túnel carpiano”, una afección nerviosa que produce una sensación de entumecimiento en las manos. Por lo que he podido averiguar en los músicos que lo sufren, el cerebro manda los movimientos a los nervios de la mano, y probablemente lo ejecuten debidamente, pero el sujeto no lo siente tan efectivo como es habitual, el reflejo de incomodidad acaba por confundir al ejecutante y hay amplias posibilidades de que el artista entre en “piloto automático” con la esperanza de no meter la pata.
Otra cuestión que no me gusta del DVD es que es muy oscuro. No me refiero a “oscuro” o “insinuante” en plan Nine Inch Nails, sino que en algunos momentos se enfocan elementos que no se ven con suficiente claridad. El mayor problema de toda la vida con los conciertos es que si bien la luz es genial para el ojo humano, el formato vídeo – o el celuloide si me apuran – no se suele llevar bien con una iluminación de colores que cambian casi constantemente. Por lo tanto, se suelen poner más luces fijas para grabar, no digo que no se hiciera para este DVD, sino que no se hizo lo bastante bien.
Aclarado esto, decir que aunque no llegamos al nivel de palotismo que podríamos haber alcanzando con la suite entera, escuchar a Lake cantando aquello de “How can you know where you've been? In tiiiiiiiiiiiiiiime, you'll see the sign!” sigue sonando glorioso. Tras la traumada suite, el grupo vuelve a empalmar con otro tema, esta vez Knife's edge. Aunque su riff de entrada – extraído de Janacek - siempre me ha parecido matador, la parte en la que el grupo suena como el típico organillo de hockey de película canadiense ya no me mola tanto. Pero como la canción alberga tantos cambios de ritmo y melodías, unas cosas compensan otras.
Estrenamos tema del, entonces, disco nuevo: “Paper Blood”. Lake se arma con una armónica y unos coros femeninos salen de la nada... A mi me parece muy bien que el grupo se deje ayudar por algunos samples, pero meter voces que no están ahí tan obviamente me parece un poco ridículo. Y eso que en una entrevista dijo el teclísta “nosotros somos Emerson, Lake and Palmer, y Emerson, Lake and Palmer toca toda la música”, claro primo, y Rush también lo toca todo en directo, no te jode.
Por cierto, aunque “Paper Blood” me parece una buena canción, me extraña mucho que no hayan incluido el tema-título de la obra que estaban presentando (presente en la edición en CD), que era menos comercial, mas épico y por lo tanto un poco mas representativo del material de la banda. A continuación Emerson ofrece al público su versión de Ginastera, con “Creole Dance”. No se puede decir que sea una pieza de piano “bonita”, sino mas bien una especie de pulsión musical, casi impresionista, ¿como se os queda el cuerpo?
Emerson le pasa el relevo a Greg Lake, quien nos da una de sus mejores piezas en solitario, “From the beggining”, con ese principio que casi parece deudor del “Roundabout” de Yes. A pesar de tener la voz un poco cascada, sigue siendo un medio tiempo magnifico. “Podéis cantar esta con nosotros si queréis” avisa Greg antes de ofrecer al público una canción que compuso, en buena parte, con 12 años, “Lucky Man”. Con este tema tan emblemático, uno se de cuenta de que el escenario no va a dar mucho de si en el tema de espectacularidad, como diría Nick Mason, es la típica “caja negra” con techo de luces y su telón de fondo en el que se van proyectando algunas imágenes estáticas. Poco mas.
Otros temas que se tocaron en estas tres noches, como el instrumetal “Close to home” o la otra canción que demuestra el buen toque de Lake a la acústica “Still...you turn me on” no están incluidos y me da a mi que si esta edición no se ha aprovechado para añadirlos, poca oportunidad queda. La animada “Honky Tonk Train Blues” devuelve a la banda al territorio instrumental mientras que su interpretación “rockera” de “Montescos y Capuletos” de Prokofiev es lo siguiente en caer. Si bien “Romeo and Juliet” es mas convencional que otras adaptaciones de música orquestal contemporánea, es una delicia ver a Emerson desbarrar en los últimos compases.
Tras esto, el trío desgrana su suite menos excitante y en la que la “orquestación MIDI” me pone mas de los nervios, ni la calavera pirata con sables que se proyecta en el escenario me salva de preguntarme en algunos momentos si tantas molestias en investigar la historia de bucaneros para la letra o tantos cambios en la música sirven para algo, porque a mi no me llega. Así que de esta forma se sentía Bangs...
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Prometo no haber retocado la imagen |
Cuando Lake canta “el oro conduce a un hombre a soñar”, uno siente un poco de alivio, sobre todo porque lo siguiente es la magnifica versión “reducida” de “Pictures at an exhibition”, no incluida en el compacto. Llegados a este punto, hubiera preferido “Tarkus” en su totalidad para el CD y que se dejaran atrás el momento pirata. De nuevo, los sonidos actualizados de los sintes le juegan una mala pasada a los arreglos y Lake mas que tener la voz cascada parece estar prácticamente ronco. No obstante, como dice el chiste, un orgasmo es como un solo de batería; lo ves venir y no puedes hacer nada para evitarlo, y aquí que llega Palmer con el suyo. El solo de batería, quiero decir.
La verdad es que menos aburrido de lo que me esperaba, con el kit dando vueltas y los Gongs decorados con motivos heroicos, e incluso el público se embarca en dar palmadas en plan “llamada-respuesta” cuando Carl coge la pandereta, muy bueno. Ahora si, el final épico de la obra de Mussorgsky me subyuga hasta límites insospechados. Lo siguiente es el bis, que al igual que en un concierto de The Cure, NO, va a dejar al respetable con ganas de mas. Este es el tema que escuchado en un equipo de música y sin pistas visuales me dejó mas frustrado.
Vayamos por partes, porque aquí es donde al grupo se le va la pinza rozando el paroxismo hasta limites insospechados. Lake decide que en vez de ver la camisa estampada, es mejor dejar ver un poco de pechera, ya que se desabrocha unos cuantos botones. Bueno, vale, ya lleva mucho concierto. Las pintas de los otros dos son ya de juzgado de guardia. Para empezar, Emerson decide tomarle la ventaja a Camilo Sesto en la estética “mayorcito molón” y se planta con una chupa de cuero y gorra al revés, engalanada ésta con el escudo de la banda. ¿Debajo de la chaqueta? Absolutamente nada, intentando enseñar una musculatura que ya no tiene, mientras que el batería se nos planta con una de esas camisetas en plan hippie, como pasada por lejía y tintes pero muy chillona, de nuevo con el simbolíto de ELP presente. Es la clase de cosa que le quedaría bien a un chaval escuchimizado que toca la flauta en las terrazas de los bares con su perro, no a un fornido percusionista rondando la cuarentena.
Todo esto para tocar “Fanfare for the common man”, que realmente va mucho mas allá del tema de Copland. Ciertamente es con lo que arrancan, y tengo que decir que el grupo lo hace muy bien, como sección rítmica, Lake y Palmer lo dan todo mientras Emerson desglosa sus variaciones al teclado como el puto amo que es. El realizador (o el cámara), en un momento dado, decide que es buena idea hacer una toma a través de las paredes que sostienen la pequeña “cabina de teclados” en la que trabaja Keith. ¿Resultado? Parece que le hubieran puesto un filtro de “ojos de mosca” a la cámara pero sin reproducir el efecto de miles de pequeños ojos. Vamos, que no se ve un carajo.
El grupo mantiene el nivel hasta tocar su versión de “America”, después se supone que tocan “Blue Rondo a la turk”, pero lo que en realidad sucede es que Greg y Carl mantienen el ritmo mientras Emerson se baja de su lado de su escenario que de repente gira sobre si mismo (si, ellos son mucho de hacer girar cosas) dejando ver una pared de ladrillos – cartón piedra – en la que se sitúa el Hammond que Emerson va a maltratar de mala manera durante los próximos minutos. Abusando con golpes, volteretas y caídas tramposas, Keith se deja caer en el patio de butacas para tocar “Tocata y Fuga” de Bach y otras cositas, con el órgano del revés. No solo eso, sino que de vuelta al escenario, se saca un spray y hace un grafitti con las siglas de la banda, ni un Basquiat, oigan.
Con esas pintas de rapero / Al Pacino en “A la caza”, uno no sabe muy bien si lo de este hombre es una genialidad, una autoparodia o una ida de pinza que sobrepasa las elucubraciones de un Dalí pasado de ácidos. Lo peor es que todo esto no sucede de manera continuada, sino que mientras Palmer y Lake mantiene un ritmo bastante monótono, (y esto lo tenían que hacer durante TODAS las noches de la gira), Emerson se dedica a su espectáculo de circo. A mi no me parece mal, a fin de cuentas, en el concierto del festival “California Jam”, el teclísta ya se sacó un piano que tocaba suspendido en el aire mientras giraba verticalmente sobre si mismo. La cuestión es que si no lo estás viendo, en disco compacto es muy muy aburrido.
El grupo retoma el tema inicial y da por concluido el concierto, música orquestal pregrabada, saludos a un público extasiado, (no sabemos si por lo épico del concierto o porque Gracias a Dios ya ha terminado) y créditos finales. Como solemos decir, por 9 euros y pico no me parece mal, el delito estaría en haber pagado 20 por este concierto, tu pasta está mucho mejor invertida en “From the beggining” o incluso en el show del 40 aniversario en el High Voltage Festival (¡joder! ¡yo debería haber ido, el cartel parecía escogido por mi!). Pero por este precio y si te gusta mucho la banda, creo que es un DVD correcto, 7 sobre 10.
EPÍLOGO: QUÉ PASO CON...
Nuevamente, al igual que en el caso de Fleetwood Mac, comentar un lanzamiento de un grupo casi me hace comentar toda su carrera, y como ya llevo 9 páginas en A4, qué importa que contemos lo que sucedió después de estos recitales... Emerson tuvo que pasar cirugía para tratar el tema de sus manos, con el lógico miedo a no recuperar nunca la forma anterior. Para aumentar la presión, el sello “Victory”, la discográfica que había lanzado “Black Moon” veía el desastre financiero cerniéndose sobre su existencia tras los dos fracasos de sus artistas: Yes y los Tin Machine de David Bowie.
Así que con Keith Olsen como productor (¡si, el de los FM!), intentaron dar forma a “In the hot seat” una cosa ultracomercial que no parece gustarle a nadie. En su libro sobre ELP (si, tengo un libro en inglés sobre la historia de la banda), Forrester comenta que la única review que pudo encontrar sobre este CD fue en...¡el telexto del Channel 4 inglés! Very sad indeed... En fin, tras la NO GIRA de este lanzamiento, el grupo consiguió reunirse de nuevo para girar con Jethro Tull por los USA y realizar una gira Europea en 1997-98, que tiene su representación oficial en el CD “Now and then” y en el vídeo “Live at Montreux”. Con pequeños pasos parece que el grupo estaba acercándose a la grabación de una nueva obra con todos los detalles que hacen salivar al fan medio; una suite conceptual, arreglos de piezas clásicas y una balada acústica de Lake.
En un giro inesperado de los acontecimientos al cantante gordito le entra un ataque de artista torturado y se planta diciendo que el nuevo disco lo produce él o no hay tu tía. Cierto es que Greg había producido algunos de los momentos mas insignes de la carrera de ELP, pero los otros dos no entienden esta actitud y la banda ve como su trayectoria se frena en seco. Nadie tiene muy claro lo que ha sucedido, y menos el comediante Jim Davidson, promotor de los conciertos ingleses del regreso del trío a su tierra. ¿Pánico a no tener material potable disponible por parte de Lake? ¿Autosabotaje? ¿Ínfulas desmedidas?
Palmer intenta volver a Asia, pero el ambiente en la banda ochentera es tan chungo como en ELP así que pasan unos cuantos años hasta que también se puedan permitir un regreso con todas las de la ley. Emerson lanza discos en solitario, se reúne parcialmente con The Nice y con el acompañamiento de Marc Bonilla forma la “Keith Emerson band”, Lake intenta hacer gira en solitario pero se ve forzado a cancelarla por culpa de las pocas ventas de tickets, aparte de los abusivos precios de sus “entradas VIP”.
Palmer forma otro power trio pero sin teclados, también graba discos en solitario y se dedica a girar aludiendo mas a la nostalgia que a otra cosa, vamos, como sus ex-compañeros. La propuesta para reunirse en el High Voltage Festival de 2010 motiva a Emerson y a Lake para hacer una gira conjunta por los Estados Unidos, no exenta de algunos ataques de miedo escénico por parte de Keith. El concierto del HVF, inmortalizado en DVD para Europa y en Blu-Ray para Estados Unidos (¡hey! ¡de nuevo una actitud que motiva la piratería!) representa a un grupo forzado por las circunstancias a acortar su actuación y con una forma un tanto irregular, con acoples y algunas meteduras de pata garrafales. Aún así, escuchar el inicio de “Tarkus” al piano y el resto de la suite al completo SI que me da una excusa para el palotismo rampante.
Probablemente, el grupo debería haberse dedicado a hacer una corta gira de calentamiento y grabar en un teatro agradable otra actuación con menos parafernalia pero mas fácil de controlar, pero así es la vida. Con Palmer reticente a volver a la banda a tiempo completo, el teclísta y Lake intentan organizar otra gira como dúo, pero tras una revisión rutinaria, le descubren un pólipo en el colon. Si bien la cirugía parece solucionar el problema, la gira se pospone indefinidamente.
En el momento de escribir estas líneas, Palmer y Lake vuelven a la carretera con Asia y conciertos acústicos respectivamente, mientras que se prepara un documental sobre la vida de Emerson, tomando como base su propia autobiografía; “Pictures of an Exhibitionist”. ¿Cómo se les queda el cuerpo? A mi un poco igual, preferiría a los ELP de vuelta una vez mas... sniff, sniff...
Bueno, para el siguiente post seguiremos con el rollo de la cultura barata, esta vez de la mano de alguien que responde al nombre de Gordon Mathew Thomas Sumner... O no.