TODO EL ITALIANO QUE SÉ.
Tengo un amigo (o quizás tenía) que me comentaba cómo a veces conocía a gente por esos foros de dios - los "foros" son las cosas en las que le gente vertía opiniones antes de la llegada de las redes sociales -, y que en cierta ocasión, llegó a entrar en contacto con un italiano que se despidió de una de sus conversaciones vía chat (nada turbio, no se preocupen) con un "¡Hola!"
Claro, nadie le había explicado al pobre chaval (supongamos que era un chaval) que en España - como en muchos países, la verdad - tenemos vocablos muy distintos para saludar y para despedirnos. "Ciao", como todos los españoles que nos creemos que sabemos italiano (spoiler: es mentira) puede querer decir tanto "hola", como "adiós".
Y he aquí que hoy tenemos una despedida. Pero no una de esas despedidas que, como dice el bueno de Wally Week en este artículo vinculado, viene a hacer que mi tanque de soberbia se ponga a rebosar. No, es una despedida y un "hola" a la vez. Y ahora, sí, FRAN OS CUENTA SU VIDA.
En realidad no es para tanto.
LAS MANOS QUIETAS, POR FAVOR
Como algunos ya sabréis, este blog no se puede compartir en las redes de Meta, lo cual, me temo, quiere decir prácticamente, que no se puede compartir en ninguna red social ¿El motivo? Como una persona que levanta un poco una mitad del cuerpo para dejar que se vayan unos cuantos gases mientras está sentado, me inclino (a pensar) que la culpa la tienen algunos desnudos que me he atrevido a incluir a la hora de tratar ciertos temas. Entre ellos, mi famoso artículo sobre la primera biografía que se publicó sobre Amparo Muñoz.
No sé si, como en ese clásico del pop español (que se viene un poco abajo por la letra), hubo usuarios que no pudieron mantener las "manos quietas" para denunciar mis publicaciones, o después de una rápida masturbación, no pudieron dejar de mover dichas extremidades para acusar al blog de pornógrafo ante Mark SUCKERberg. Da igual, la cosa es que si ya tienen poco interés para la gente en general lo que pueda escribir, dejarlo a merced del Sindios que es ahora mismo Twitter/X, parece casi cruel.
Por supuesto, me parece cruel a mí, claro. Que a fin de cuentas soy el que ha tenido que soportar el peso de este blog durante años, pensando que lo mismo me podría abrir las puertas a currar en Yahoo, o, aún mejor, llevarme el curro de mis sueños: moderador de un chat en Terra.es
A lo mejor se me ha ido un poco con el sarcasmo.
Lo cierto es que me lo he pasado muy bien escribiendo en este blog, gracias a él he conseguido contactar con gente muy interesante. Lo mismo puedo decir del podcast, o de los vídeos de conciertos que subo a mis canales de YouTube, o de mis paupérrimas "críticas del paparazzi" que alguna vez he perpetrado. Para mí, esto forma parte de un mundo aparte del de mi curro - que a veces me da a alegrías pero que, sobre todo, me da dinero -, y que me permite desarrollar ciertas inquietudes ¿Tenía ilusiones de convertirmer en algún tipo de influencer? ¿Me lloverían las ofertas para colaborar en medios? ¿Tendría por fin mi sillón en "Sálvame"?
Obviamente, no. Y tampoco pasa nada. Porque como, insisto, la intención de todo esto siempre fue escribir sobre cosas que me interesaran - y a la vista está que me interesan cosas muy distintas -, pues con un par de retweets va uno servido.
El problema reside en que cada dos por tres se anuncia el fin de Twitter/X. Ya sea porque lo compra Elon Musk, o ya sea porque al señor que domina Tesla le da por escribir otra pedorreta mental que no tiene mucho sentido para los pobres transeúntes de dicha Red Social (ni para casi nadie), y ya uno no tiene siquiera la garantía de que le vayan a caer un par de palmadas sobre el hombro en forma de retweets/reposts. Y lo más importante, en lo que nadie ha caído durante todas estas diversas crisis de la Red del pajarito: ¿Qué repercusión tiene todo esto en Jun?
Dicho de otra forma, a mí no me importa ser más subterráneo que el Hombre Topo, pero todo tiene un límite, soy consciente de que casi nadie está interesado en leer mis desbarajustes, pero otra cosa es que hacérselo más difícil a los pocos pobres que podrían encontrar medio interesantes mis artículos.
Pero para expresarlo mejor: este bitácora nació desde un portátil Apple, se mudó a un ordenador de sobremesa durante un breve periodo (aunque las correcciones siempre se han hecho en mi ya vetusto iMac), para después regresar a un fabuloso portátil Windows - en el que se han perdido artículos empezados gracias a que me ha salido un poco regular el invento de HP -, y en la actualidad escribo desde una tablet Android con funda/teclado. No es, desde mi punto de vista, la mejor forma de escribir, pero al menos no tengo que estar tan pendiente de la batería.
Todo esto para decir que la pandemia me dejó sin la coartada de irme a una cafetería para escribir. Ahora bien, sí que estuve escribiendo, aunque no fuera para el blog. El confinamiento (no sé si ya deberíamos olvidarlo oficialmente) lo pasé con mis padres.
No quiero ponerme dramático, mis padres fallecieron en lo que se podría denominar las postrimerías de la pandemia. Ya lo peor había pasado pero aún había mascarillas en los hospitales. Los dos dieron positivo en COVID pero las vacunas evitaron que se complicara más allá de un resfriado largo.
Aún tengo tiempo para darme de hostias con cualquiera que me venga con teorías conspiranoicas alrededor de las vacunas, aviso. Con el agravante de que en general no tengo mucho tiempo para casi nada (contrariamente a lo que sugiere esta entrada del blog).
Mis padres se me van por unas complicaciones que llevaban sufriendo desde hace años. Sobre todo mi madre, cuya salud se resintió mucho nada más empezar el encierro. Si me hubiera pillado en otro momento, quizás me lo podría haber tomado de otra manera. O si me hubiera podido preparar, podría haber sido una de esas personas cuya mayor queja durante el "arresto domiciliario" hubiese sido que me tengo que poner al día con Netflix.
Pero no, puedo decir sin problema que el confinamiento fue una etapa bastante dura y jodida. Las pocas cosas que me mantuvieron con una cierta cordura fueron escribir (poca sorpresa en eso) y, curiosamente, trabajar. Como mucha gente - a veces creo que, efectivamente, la mitad de la población mundial -, me decidí a empezar un diario de la pandemia. Lo enviaba a unos pocos lectores y me dio no pocas alegrías poder compartir las actualizaciones diarias de un periodo que, seguramente, a todos nos gustaría olvidar. A mí incluido. Obviamente, no lo cuento TODO, pero sí lo suficiente como para ser una lectura de cierto interés. Me estoy planteando muy seriamente editarlo por alguna vía independiente o electrónica verbigracia de Amazon o alguna plataforma similar ¿No es territorio del blog? Pues la verdad es que no me lo pareció en su día y tampoco me lo parece ahora. Aunque también puede ingresar fácilmente en la lista de "proyectos de los que hablo que nunca verán la luz". Y esto nos lleva a...
¿QUÉ SERÁ DE "EL COCHE PERFECTO"?
Fuera máscaras, este blog se forjó a base de leer mucho a "Vicisitud y Sordidez" y de ver demasiados programas descargados ilegalmente de "Top Gear". De verdad pensaba que sería capaz de unir mi irregular pasión por los coches - que en realidad siempre ha sido pasión por el estilo de realización por el programa británico, pero sin gustarme su racismo -, junto a los temas caústicos del blog de Paco Fox y compañía.
Por supuesto, todo el que hace cosas como un blog o un podcast - que a veces da la impresión de que es, o ha sido medio mundo -, debe ser consciente de los peligros que acechan en la oscuridad de Internet: principalmente que a nadie le interesan tus mierdas por muy bien o muy mal que estén escritas.
Eso sí, una vez que has empezado a encontrar un pequeño público de personas que expresan un mínimo interés por lo que haces, tu deber es darles más de lo mismo para así rentabilizar ese interés. No debes, bajo ningún concepto, mezclar cosas con tan poca conexiones (como neuronales parece tener uno) como una reseña de una serie de anime que viste de pequeño, la trayectoria de una banda de Rock Progresivo que sólo recuerdan los fans más acérrimos del género o un libro de Ayn Rand. Sobre todo si en Vicisitud y Sordidez ya lo han repasado.
Y aún así, quedarán aún más oscuros peligros en tu senda, bravo guerrero de la palabra escrita y de los programas de radio que se distribuyen por la Red de Redes.
Ay, qué asco me he dado por intentar ser gracioso durante el párrafo anterior.
Como persona que no suele leer los comentarios de los artículos que leo (a menos que la opinión que expresan sea muy contraria a la mía, entonces me gusta ver si alguien ha dado una respuesta que yo por vaguería no llegaré a escribir), me ha sorprendido - para mal - la mala bala de cyberbullying que se oferta en Menéame y la extraña tendencia de algunas personas de comentar los posts con una especie de rencor. Llegué a sopesar el escribir un artículo comentando los comentarios, pero por un lado no quiero que la poca vida que le queda a este blog se vea dedicada a responder improperios con más improperios. Aparte, me conozco, mi primer impulso va a ser escribir una respuesta a base de insultos, después me voy a calmar, escribiré una cosa mucho más serena, intentando incluso tender puentes con el comentarista - intentando ganar el "Pardillo Award Definitive Edition" -, después me daré cuenta de que no ha servido de nada - porque si un debate ya sirve de poco cuando uno de los dialogantes se pone a lanzar datos falsos a lo Feijó, ya no les digo online - y me quedaré con mi precioso comentario mancillando mi purísimo blog que no lee tanta gente como para que de para un incidente internacional.
En realidad, esto es un "¿Cómo hemos llegado hasta aquí?" Mientras que el título de este segmento era "¿Qué va a pasar con el blog?" (parafraseo). Pues que se va a quedar como está, básicamente.
¡Vaya timo! Les oigo decir.
¡Vete a la mierda! Respondería, pero mejor me explayo un poco más.
Que se te vayan tus padres en muy poco tiempo ya debería haber sido suficiente como para poner todas las cuestiones que rodean un blog en quinto, sexto o básicamente el último plano de la vida de cualquiera. Las consecuencias vitales, emocionales, legales y de todo tipo que algo así tiene en la vida de uno son tantas que, sólo en el caso de que viviera de escribir podría tener una excusa para ponerme delante de una pantalla y un teclado. Pero no necesito excusas, necesito escribir, de igual forma que necesito cantar o necesito hablar de vez en cuando con gente con una altura intelectual superior a la mía. Y esto último tampoco es tan complicado, lógicamente.
Cuando grabé el último episodio de "Las cosas de Fran" con el Señor Valencia, no creía que algo con un nombre tan poco aclaratorio como "Movida mazo tochas" y con una foto de David Bowie fuera a terminar siendo el más escuchado en iVoox. Pero emplacé a mi interlocutor a una nueva entrega de "Las cosas de Fran" para el 2024, para cuando- se supone - ya me habría leído los volúmenes que Javier habrá publicado con la ayuda de sus compañeros de la ya extinta "El Pájaro Burlón". Y lo cierto es que, a falta de un cuarto volumen, sólo me queda uno.
Así que al menos, el reproductor de iVoox incrustado en la(s) entrada(s) del blog que hablo sobre el podcast, se verá actualizado con un episodio más... Si Javier accede, claro.
Aparte de eso, y como ya comenté en "Movidas mazo tochas", servidor ha estado recorriendo parte de la geografía nacional (e incluso extranjera) con el tributo a David Bowie en el que hago gorgoritos. Y tampoco podemos olvidar que me uní a Sweet Hole y que hemos grabado un disco la mar de pintón titulado "Ubik" que deberíais escuchar en todas las plataformas "del ramo", como decía Jesús Puente en "Su media naranja". Y, obviamente, si ha entendido esa referencia, está en ese punto de su vida en el que se tiene que hacer una colonoscopia.
Sigo pensando en publicar "Las entrevistas de Francisco Roldán en la This is Rock", con suntuosos extras. Y en la biografía que tengo en la web de SH, sigo tonteando con la idea de publicar ese famoso proyecto de música para piano... ¡Vamos, que a uno no le faltan proyectos que sólo existen en su cabeza!
Sea como fuere, y en lo que concierne a este blog que cierra las puertas / dejará de actualizarse como hasta ahora, sólo puedo decir que abriré uno nuevo en otra plataforma, seguramente wordpress, y que ahí podrán seguir disfrutando de desbarajustes varios, como crítica de cine que recibirá menos aplausos y aún menos dinero que las que escribe Paco Porras (que ya es decir), así que, ustedes dirán "¿Para eso nos hemos tenido que tragar semejante parrafada? ¿No bastaba con un sucinto mensaje de que el blog seguirá en otro lado?" A lo que yo respondo "Bueno, siguiendo la línea de este blog".
Paz pa tos y no seguimos leyendo en breve.