Me
dicen mis fuentes que la última iteración de “12 canciones
tristes” en el sevillano (y trianero) Bar-Café Bohémio Kahawa
estuvo muy bien, o, en palabras del dueño del local, “has dado un
concierto muy bonito” ¿Qué más se puede pedir? Pues supongo que,
si usted lee estas lineas y no ha venido a uno de mis shows (qué
raro se me hace usar la palabra cuando se trata de mí), que se venga
al próximo. Copón (palabra que a mi madre le disgusta mucho que
use, por cierto).
Foto cortesía de Javier Rojas |
Mientras
me decido o no a colgar los momentos estelares del concierto en
vuestro canal de Youtube
favorito – be kind, suscribe -, aquí les traigo una pequeña
actualización de cómo marchan mis grandes proyectos para la
dominación mundial... más o menos.
A
ver, mis días andan bastante llenos de actividades de un tipo u otro
– una cura estupenda para el insomnio, se lo digo yo, anoche caí
ten redondo en la cama que casi me ha molestado el despertador y mira
que estaba programado para dejarme dormir mis horas -, así que
espero que tantas “cosillas” lleguen a buen puerto, pero vayamos
por partes.
Tengo
muy poca presencia en el último This
is Rock, aunque ALGO me dice que eso va a ser un poco diferente
en el próximo número.... Pero eso sí, mi exigua aportación no
podía ser otra que una entrevista al magnifico, enorme y simpático
Neal Morse. Aunque un poco accidentada por la poca fiabilidad de la
que a veces hacen gala las conexiones por Skype a la línea
telefónica normal, nuestra conversación giró especialmente en
torno a “The great experiment”, la última grabación que ha
firmado el otrora líder de Spock's Beard, además de insigne miembro
de Transatlantic y Flying Colors. Aunque esta vez se lanza el disco
bajo el nombre de “The Neal Morse Band”, con lo que se entiende
que los regulares de su banda en en vivo – como los sempiternos
Randy George o Mike Portnoy – han jugado un mayor papel en la
composición de los temas... y debo de ser el único que no cree que
es lo mejor que ha hecho hasta ahora Morse, a tenor de las otras
reseñas que he leído. Ay Fran, siempre nadando a
contracorriente.... En fin, si quieren saber mi opinión al respecto,
no dejen de leer la revista, pero ya les adelanto yo que después de
“Momentum “(2012), me cuesta imaginar que Neal alcance cúspides
mucho más altas (artísticamente, al menos, aunque espero
equivocarme).
Por
otro lado, están las reseñas. Aunque ya hace algún tiempo que se
lanzó (ya saben, la vida), el álbum de regreso de los canadienses
The Tea Party – ejemplo, como Anthrax, de que hay que ser cuidadoso
con la elección de nombres para tu banda, no sea que te las tengas
que ver con asociaciones desagradables -, he de decir que “The
ocean at the end” (finales del 2014, de hecho) es una obra
increíble, y cuyo tema-título es, simplemente, de otro universo. En
el cual te introduce, todo hay que decirlo.
Por
cierto, después de que los miembros de Messenger
me avergonzaran de mala manera al saber más de Progresivo español
que yo, he decidido enmendarme un poco con los últimos lanzamientos
del panorama nacional, como por ejemplo, Albatros.
Pero
hay una buena cantidad de otros lanzamientos la mar de interesantes
de los que aquí os pongo un adelanto:
Bien,
y ahora el resto de los proyectos. Tal y como ya saben algunas
personas, he escrito una novela fantástica. No quiero decir que sea
una creación estupendísima (que también), sino que he escrito algo
que se puede enmarcar dentro del género fantástico. Después de un
primer borrador caótico, confuso y prácticamente imposible de leer,
voy ya por un tercero que parece ser un poco más definitivo. La cosa
es que sigue sin ser excesivamente larga – el término americano
novella se ajusta más
a su longitud -, así que aún dudo sobre sus posibles salidas. Una
de ellas podría ser sumarle “Un código básico” (el relato
ganador del certamen organizado por Fanhammer)
y otras historias que tengo en la recamara, de corte no-fantástico,
y hacer un volumen autoeditado, de esos tan fabulosos que se hacen
on-line... cuestión de verlo, supongo.
En
el apartado musical, hace poco me compré un flamante interfaz de
audio con vistas a grabar... ¿El qué? ¿TODAS mis canciones?
Lamento sonar pomposo, pero hasta que me pueda permitir una orquesta
(sí, ya sé que Tony
Banks nos contó que la de Praga es asequible, pero me da a mí
que “asequible” no significa lo mismo para él que para el resto
de los mortales), hay temas que se quedarán en el formato de los
directos, si es que me animo a registrarlos.
Hay
más cosas que se encuentran en una fase francamente embrionaria: uno
de los proyectos que me encantaría llevar a cabo es un libro, o
mejor MEGALIBRO / COFRE (a lo edición tocha de Taschen), compilando
mis entrevistas, amén de reseñas, artículos y fotos sobre música
o músicos... podría ser el libro más caro de la historia con las
peores ventas... junto con el volumen para promocionar el “Dune”
de Jorodowsky... ¡Y ese se regalaba!
Para
terminar, mi fulgurante carrera como “actor”... Como algunos
recordaréis, hice un pequeño papel – poco más que un cameo
glorificado – en el film “La
memoria de los olivos” de Raúl Romera. Pero me alegro mucho de
que la película continúe con su periplo por festivales ¿Me verá
algún director de casting y dirá “ese muchacho tiene potencial”?
Mmm... creo que será mejor esperar sentado a la llegada de esa
respuesta.
Pero
me he decidido también a hacer un pequeño videobook (por llamarlo
de alguna manera) con algunas de mis idas de olla e intervenciones
audiovisuales... ya verán ustedes qué risa.
O
no.
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