domingo, 15 de enero de 2012

NOMINADOS A COCHE PERFECTO: AUDI Q7

Si en mi entrada sobre el Smart Roadster, enunciaba que no sabía si aquello era muestra de la ambición desmedida o de una inteligente diversificación de mercado por parte de Mercedes-Benz, en el caso de la política de Audi, puedo decir que es ambas cosas, pero hecho de una forma gradual y, en vista de su buena recepción, convincente. El fabricante alemán ha conseguido tener modelos que pueden cumplir todas las necesidades del conductor medio. Desde el turismo pequeño pero potente y fácil de aparcar – el A1 – hasta el todocamino de grandes dimensiones que nos ocupa hoy, pasando por los deportivos para los señores con crisis de la mediana edad – el TT –, los dedicados a camellos/promotores inmobiliarios/dueños de discoteca/futbolistas – el R8 – sin olvidar las berlinas respetables – A4 – o las de directores de banco que no quieren renunciar a buenas aceleraciones mientras van camino de echar a otra familia de su casa – el A6 -.

Del pequeño – y reconozco que parcial – desglose anterior, se pueden concluir dos cosas:

1) Audi no se rompe la cabeza a la hora de dar nombre a sus modelos, y siguen la “técnica Peter Gabriel” a la hora de clasificarlos. Una “A” antes de un número significa que son coches que podría usar una persona normal, salvo que ese número sea mayor que un cinco, porque eso implica una excelencia propia de un señor con clase. Dos “T” o una “R” implica conductor de Formula Uno frustrado, y una “Q” seguida de un número implica el deseo de ver la calzada desde una cierta altura.

2) Teniendo en cuenta los precios y las prestaciones, en comparación con otras marcas, no faltará quién dirá que, al igual que Volkswagen y Volvo, Audi hace coches para distintos niveles de pijo, desde el que aparenta pero en realidad no tiene tanto dinero hasta el que va con pañuelo palestino de diseño pero no tardará en encontrar curro en el despacho de abogados de papá. Y no le faltaría razón.

Porque, admitamoslo, al igual que la ropa, nuestro coche dice mucho de nosotros. Hilaré mas fino; la interpretación que hace la gente de nuestros motivos para comprar un coche en concreto, hace que se nos perciba de un modo u otro. De igual forma, hay gente que se compra un coche en concreto porque quieren que se les vea de una manera en particular. Así pues, ¿coincide lo que uno quiere decir con su coche y lo que la gente interpreta? Bien, según el café de esta mañana, muchos ven en el conductor medio de Q7 lo siguiente:

A) Me va muy bien en la vida, tengo una familia estupenda, los fines de semana dejamos nuestro piso en el centro para irnos al chalé en las afueras. Como somos familia numerosa (es decir, cinco), me hace falta un coche de 7 plazas y como tenemos que pasar por carreteas secundarias, necesito un todoterreno que no me vaya a dejar tirado con una rueda pinchada en mitad del campo. Vale, el campo está a 5 kilómetros de nuestra urbanización de lujo, pero qué mas da.

B) Quiero conducir un Audi porque es la marca de los triunfadores.


C) Me gusta conducir según la primera acepción de este blog.

D) ¿Le he dicho que tengo mucho dinero?


Si usted es propietario de un Q7 y ha llegado a este blog por sabe Díos qué casualidades de la vida, ya habrá tardado en deslizarse hasta los comentarios (pista: abajo del todo) y cagarse en mis muertos. Y con razón, y le aplaudiré, porque, qué es un bitácora sin su buena ración de insultos o amenazas de muerte. Pero antes de que use su creatividad, le recuerdo que estos son ejemplos basados en tópicos populares y populistas, usted está por encima de esas cosas, se lo aseguro. O no.

A decir verdad, tengo una amiga que planea comprarse uno, y es de las pocas personas en este planeta que, sin encajar en la descripción anterior, tiene una auténtica justificación para comprarse la versión mas gorda de la gama; tiene una parentela amplia, su curro le obliga a desplazamientos complicados (complicados de verdad) y no le viene mal apretar el acelerador de vez en cuando para llegar a tiempo a los sitios.

Visión at-ti-ti-ca


Por supuesto, hay otra lista de usuarios que le hacen bajar puntos al Q7 en la clasificación personal de todo amante de los coches, porque el product placement es una carretera de dos sentidos. Por ejemplo, el binomio Jesulín de Ubrique / Maria Jose Campanario, aunque han tenido tantos coches que casi no merece la pena detenerse mucho en este detalle. ¿Que cómo lo se? Bueno, ya he tardado en revelar este importantísimo detalle. Servidor ha sido, de forma intermitente, cámara y redactor de dos agencias del Cuore (¡pero no paparazzi!). Por eso sé que María del Monte también ha tenido uno, y lo pude comprobar porque tuve que hacer una de esas cosas tan absurdas que hacemos los que curramos en el Corazón: guardia.

Un día de estos les contaré los pormenores de estas cosas, pero en realidad ya hay tanta literatura (y tan aburrida) sobre el tema que tampoco merece mucho malgastar bits. En cualquier caso me encontraba en la tesitura de grabar con la Betacam y hacer preguntas (mitad cámara, mitad redactor: todo pringado) a la cantante cuando ésta debía llegar a la productora de su programa de televisión. Por una vez no se trataban de preguntas acerca de tonterías de su vida privada que solo escandalizan a los meapilas que viven en el siglo XVIII. No, esta vez eran preguntas sobre la vida privada de su sobrino, porque siempre se puede ascender en picado.

Cuando hablé con mis coordinadores para saber cómo encarar la situación me dijeron “no te preocupes, la verás llegar en la ambulancia”. ¿Ein? Por supuesto, lo que querían decir es que Doña Maria usa la versión mas tocha, larga y blanca del Q7, creo que la vi venir a muuuuuuchos metros de distancia. No sé si quien esté leyendo esto ha conocido en persona a Maria del Monte, pero tiene un capote para sortear tonterías que ya quisieran para si muchos ases del toreo. Lo cual es una forma castiza (¡cogedlo ahí!) de decir que es una señora que sabe hablar con los medios sin insultar al pobre soldado raso de la calle. Obviamente, el Q7 “ambulancia” puntúa alto en mi ranking por mera simpatía de su usuaria. El paparazzi (este si) Antonio Montero también tiene uno, no le conozco de mas de diez minutos, pero me cae lo bastante bien como para sumar otros dos puntos de blindaje ante las criticas. Y algún día entenderé su ojeriza a la familia real, digo yo.

Eso hace tres propietarios que por un motivo u otro, mejoran a mis ojos las ventajas de un Q7, frente a un matrimonio que lo empuja a las tinieblas de lo impopular. Para equilibrar un poco mas la balanza, contaré una (oh, Dios mio, ¡no!) de mis HISTORIAS VERIDICAS (patente en proceso de registro), que ilustrará mejor cómo algunas personas perciben al conductor medio de este vehículo.

Todos estos aros se perderán como lágrimas en la lluvia


Como mucha gente, por presiones familiares, me vi obligado a buscar una plaza de aparcamiento privada que nos permitiese resguardar al coche nuevo. Se encontraba en el subsuelo de un bloque de pisos y su entrada en la bocacalle de una avenida. Dicha calle era una vía de un solo sentido, en la acera, flanqueando el portón electrónico, estaban esos dos enemigos naturales del conductor: los macetones de cemento. Crujido de truenos y música siniestra.

Curiosamente, recuerdo que era un día soleado y principio de un puente bastante largo, el imponente Q7 negro surgió de las fauces del parking a una velocidad nada recomendable para un vehículo de esas características (de hecho, para cualquier vehículo que se incorpora a una vía estrecha) y en vez de tirar a su izquierda, en el sentido de la calle, giró a la derecha, con el firme propósito de demostrar que con un Q7 no tienes por qué respetar el sentido del tráfico.

Ah, pero cruel destino, según giraba, un buen trozo de la chapa en la puerta trasera derecha se golpeaba de forma fulminante contra el macetón, cayendo haciendo un ruido horrible al dar contra el suelo. Frenada de emergencia, joven que se baja de la parte de atrás del vehículo, recogida del trozo de chapa con una cara de circunstancia francamente y ese todoterreno que se incorpora a la circulación terminando su recorrido a contramano.

Puede que los macetones estuvieran dispuestos de una forma que los hacía mas difíciles de sortear, o que el conductor tuviera un mal día, o quizás esté usted pensando en una clase de fruta cuyo nombre se usa para insultar a la gente cuyo perímetro craneal es muy ámplio.Y no le faltaría razón.

En cualquier caso, no es justo hacer leña del árbol caído. Además, estoy seguro de que no fue un principio de puente muy alentador para el matrimonio (supongo) que se iba de cortas vacaciones con su descendencia. Tengo mucha imaginación y me puedo suponer que la conversación que siguió en el interior del coche tuvo que ser nada agradable y con alguna que otra recriminación de por medio. Por eso a veces es mejor armarse de DVDs y quedarse en casa o como mucho, dar largos paseos, aprovechando que hay poca gente por la calle.

Equilibrada la balanza de los usuarios, hablemos de por qué lo he colocado como uno de los nominados a coche perfecto.

En realidad, tener un Audi Q7 como coche principal o incluso único es una inversión comprometida, como muchos pertenecientes a una gama alta, tendrían una vida útil si solamente se usaran como Batman usa el Batmóvil (y no me refiero al selular), es decir, sale de la Batcueva, le das una tunda al Jorker/Pingüino/Inserte malo, y de vuelta a la base de operaciones con holograma de pared.. En cualquier otra circunstancia es problemático, sobre todo por su tamaño. El Q7 es un mastodonte de dimensiones importantes, nunca he hecho la prueba, pero estoy bastante seguro que si estuviese hueco cabrían 4 Smarts en su interior, lo que por cierto hace un total de 8 ocupantes (!).

En otras palabras, tenerlo en la calle es garantía de rayones por aquellos menos afortunados y mas melones que el propietario, si vive en una capital de provincia con un bonito casco antiguo, despídase de circular con él por allí, por mucha oficina importante a la que tenga que ir. Es muy probable que se cargue alguna columna milenaria o muro centenario en un despiste. Eso por no hablar de las dificultades a la hora de aparcarlo, incluso en un parking privado es difícil maniobrar con un coche tan largo y tan alto. También es conveniente recordar el consumo, las versiones gasolina son una locura, no me importa que sea usted socio de Greenpeace o abogue por el uso de la energía nuclear para encender el tostador, gastar tanto combustible solo estaría justificado si las siete plazas estuviesen permanentemente ocupadas por huérfanos que necesitan urgentemente un transplante de algún órgano vital. Diariamiente.

La versión diésel es mas razonable, además, no todo van a ser buscarle las cosquillas a un coche que muchos tienen en alta estima. Es increiblemente cómodo, la disposición para conducir es óptima, por no hablar de la sensación de superioridad que siempre confiere ver a la gente desde arriba. Tiene un indicador para la carga de la batería (probablemente una de las ideas sencillas mas interesantes del mundo) y por supuesto, es versátil para el transporte, especialmente si se quitan los asientos.

Ahora bien, sigue siendo un todocamino sin marcha reductora, que para mi es la razón de ser de esta clase de vehículos, a la gama de todoterrenos de otras marcas – Nissan, Suzuki, Land Rover o incluso el Marauder - le he visto hacer auténticas locuras con la tracción y la verticalidad que uno solo podría apreciar en algunas actrices porno. El Q7 pertenece mas bien a una clase de coches que él mismo ayudó a crear, los modelos con aspecto de 4x4 estilizado; el X6 de BMW, Porsche Cayenne, o las versines mini de nuestro protagonista, Q3 y Q5. Todos ellos muy monos, grandotes y absolutamente absurdos para dar vueltas por el cortijo.

AMO este coche, lo cual no lo hace menos absurdo


No es solo una cuestión de reductora, la distancia entre las ruedas y la carrocería es demasiado estrecha, garantizando que si metemos el coche por cualquier vía empedrada (algo no poco habitual en Andalucía) acabaremos temiendo al aspecto del coche al bajarnos... Tanto con el modelo de Audi como con sus congéneres tenemos la sensación de estar llevando un chandal sucio para la primera cena con los suegros o tacones para hacer senderísmo, puede parecer gracioso al principio, pero no tardará en revelarse totalmente inadecuado.

Si usted quiere un todoterreno de verdad, apueste por un Jeep (que para algo ha sido sinónimo de 4X4 en todas las películas de acción baratas de los 80), un Land Rover (salvo el Evoque) o un Nissan (salvo el Juke). Si quiere un coche grande, cómprese un Duster y hágale un lifting, tunéelo, o cualquier otra cosa que elimine los restos de la marca.

Porque de eso se trata ¿verdad? Voy a contarles otra HISTÓRIA VERÍDICA (patente en curso); mi ex-cuñado estaba buscando coche nuevo y por presupuesto se quedaba entre un A2 de Audio o un Honda Accord. El A2 es una cosa rara que, por supuesto, a mi me gusta, es como un concept car que se ha dejado ir a la calle sin ajustar del todo el diseño a la vida real, que intenta decir “mi dueño tiene veintepocos años y está buscando su camino”. Por otro lado, el Accord tiene filosofía de berlina clase media, con múltiples equipaciones opcionales, con lo que se cumple una de las máximas mas viejas del consumo; te puedes comprar algo de marca pelao y mondao pero caro o algo de fabricante nisu pero con un montón de extras por el mismo precio que el anterior.

La lógica le aconsejaba a mi ex-cuñado que eligiera el modelo japonés, y como mucha gente, hizo una segunda visita al concesionario de Audi, esperando una contraoferta del comercial. De esto hace ya unos cuantos años, cuando la crisis aún no había dejado ver del todo su desagradable rostro. Así que el comercial, con toda su pachorra y la autoridad que confiere un traje de chaqueta y representar a una marca importante dijo: “hombre, es que el prestigio que da conducir un Audi, no lo da otro fabricante”. Como nuestro hombre le tenía mas apego al dinero que a los aros del frontal, se decidió finalmente por el Honda. Hay gente a la que no le salvaría ni un plan renove.

Así que, aunque es el oscuro objeto del deseo para muchos (y la verdad, si no usara la lógica y tuviera dinero, me compraría dos), el Q7 difícilmente puede ser un coche perfecto. Por supuesto, podría también argumentar que solo tiene cuatro de las cinco estrellas que confiere la agencia europea para la seguridad, o perderme en vericuetos técnicos, pero para eso ya están los señores de KM77.com ¿o qué se creían? Con ellos no se reirán tanto, pero podrán comparar consumos y esas cosas...

Para la próxima entrada estoy indeciso, ya que hay 3 posibilidades; mega post de cultura barata, otro cortito sobre política (¡glups!) o uno relacionado con coches, conducción y demás cosas que suele sugerir el nombre de este blog, si hay votos por algo en particular, magnífico, lo mismo les hago caso. O no.

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