En
el pequeño resumen biográfico que corona el blog
de Diego Manrique – uno de los últimos bastiones de los
primeros periodistas musicales en nuestro país – se afirma que, a
diferencia de muchos redactores del género, él no es ningún músico
frustrado. Yo soy más de la despreciable escuela de Nick Kent, esto
es, me permito el lujo de minusvalorar a otros artistas mientras
albergo el mal escondido secreto de aspirar al estrellato.
Ay,
qué dirian Chris Welch o Mick Wall de esta actitud...
Bueno,
mientras ustedes piensan en esto (o no), me permito presentarles el
ciclo “12 canciones tristes”, o, en otras palabras, el nombre que
se me ha ocurrido darle a esta cosa que sucede cuando me subo a un
escenario.
Qué
le vamos a hacer, a mí me hubiera gustado ofrecerles un espectáculo
de esos que tanto chanan entre la juventud, con increíbles jamelgas
en bikini, pantallas LED más grandes – y largas – que en día
sin pan, pero me temo que se quedarán encallados en un señor que
toca la guitarra, el teclado, que canta y al que, en un momento dado
se le suma otro señor que toca la guitarra y añade algunos coros.
Todo este conjunto sazonado con diversas historias, anécdotas y,
para qué negarlo, las múltiples de posibilidades de ver cómo se me
van los dedos o la voz en diversas instancias del espectáculo.
¿Por
qué “12 canciones tristes”? A esto yo les podría responder con
una desbordante sencillez “porque son 12 canciones y son todas
tristes”, pero en realidad, si les dijera tal cosa estaría
mintiendo, ya que este concierto / recital, ya tuvo un “preestreno”
en la sevillana (y macarena) sala El Farol, y tal y como me cuestionó
un amigo al terminar “han sido más de 12 ¿Verdad?”
Pues
sí, pensé que “Francisco Roldán en concierto” iba a quedar un
poco raro, ya que básicamente... a la mayoría de la población
mundial tal anuncio les iba a decir más bien poco. No es que “12
canciones tristes” les diga mucho más allá de que se les viene
encima un repertorio que haría las delicias de un Calimero con
salmonelosis, pero es un poco más resultón.
Así
pues, en mi canal de Youtube colgaré una pequeñas pieza de
presentación de los temas que se tocarán (o no, porque lo divertido
de decidir un repertorio en solitario que no depende de proyecciones
u otros músicos es que puedo estar cambiando las canciones hasta
última hora) el día del concierto.
Por
lo pronto, quedan ustedes emplazados en La Torre Encendida, espacio
sito en la calle Torneo s/n, casi en frente de la sala Gold /
Malandar, a las 21 horas, con la entrada a 2 populares euros y barra
con unos precios también la mar de populares. Díganselo a todos sus
amiguitos, que verán qué risa. O no.
(Fotos: Maria Ledo, y Diego Fernandez)
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