No
falla, hay una convocatoria para prensa, llego diez minutos antes de
la hora señalada y todo se empieza a retrasar, con suerte, unos tres
cuartos de hora. Llego en punto y... ya ha empezado todo. Éso es
justamente lo que ocurrió el pasado 24 de noviembre – sí, yo,
como siempre, con la última hora en el blog, pero, ey, para algo
está el tuiti – cuando
se presentó en la sala La
Fundición, en formato desayuno, la programación del Festival de
las Artes Escénicas de Sevilla, o feSt.
Teniendo
en cuenta la hora de la cita, – las once de la mañana – servidor
estaba ya más que desayunado, así que tampoco me importó mucho el
quedarme sin sitio (aunque la gente de prensa me lo ofreció muy
amablemente al poco de llegar, pero entonces no hubiera podido hacer
fotos), aunque estaba ya en el momento de matar por un café.
El
acto contó, desde el bloque de organismos oficiales con la presencia
de la delegada de cultura del Ayuntamiento, Maria del Mar Sánchez
Estrella, Alberto Mula, - Gerente de la Agencia andaluza de Artes
Escénicas -, de Victoria Guzman – directora técnica del área de
cultura de la Diputación de Sevilla – y de el director de
proyectos y actividades del Instituto
de la Cultura y de las Artes de Sevilla, José Lucas Chaves.
También
estaban presentes los nombres propios de los coordinadores de salas
que sirven de marco para este festival; José Maria Roca (director de
La Imperdible y Presidente
de Escenarios Sevilla), Pedro Alvarez-Ossorio (director de La
Fundición), Ricardo Iniesta (Centro
TNT), Ángel López y Elias Sevillano (Sala
Cero Teatro).
Y
sin olvidar a los artistas Asunción Pérez y Sebastián Haro,
quienes también quisieron apoyar la presentación.
Llegados
a este punto, ustedes ya habrán deducido que el perpetrador de este
bitácora se puso aquel día (y este, que lo estoy escribiendo), el
sombrero de comunicador cultural. Ustedes ya saben que aquí somos
más de conciertos con gente que toca en 13/14 o que canta como un
elfo castrado, pero oye, pero eso no quita para hacer más de una
visita habitual al teatro cuando se puede.
En
este respecto, y sin han mirado mi cuenta en Twitter, habrán podido
comprobar que asistí (y salí muy contento) del ciclo de Lecturas
Dramatizadas coordinado por la SGAE (a la sazón, también apoyo
económico del feSt), así que tengo muchas ganas de ver lo que
depara este Festival que se celebra desde el 17 de Diciembre hasta el
21 del mismo mes y se retoma, después del parón navideño, del 8 de
Enero de 2015 hasta el 27 del mismo, en el que se celebrará la
clausura con la entrega de Premios Escenario de Sevilla, de cuya
edición
anterior ya informamos en “El coche perfecto”.
Siendo
fieles a la realidad, también tengo ganas de ver a cuántas
funciones puedo asistir, porque, aunque la oferta es tentadora, como
muchos de ustedes, tengo dos limitaciones importantes: tiempo y
dinero. Sobre lo primero poco se puede hacer, sobre lo segundo, la
buena gente del festival ha ideado el “Menú degustación” - sí,
ya habrán comprobado que el motivo gastronómico está bien presente
en el diseño gráfico de la presentación, échenle la culpa a
MasterChef – esto es, por 30 euros ustedes pueden asistir a cuatro
estrenos de la programación. Lamentablemente, esto no incluye los
espectáculos infantiles.
Siguiendo
con el tema monetario, hay también una serie de precios reducidos
para estudiantes y jubilados además de ofertas especiales (ahora sí)
para adulto con niño ocupando un sólo asiento, así como
promociones en las entradas para la inauguración en el Teatro Lope
de Vega.
Poniéndome
a soñar – y ésta es la parte en la que me empiezo a separar del
formato “nota de prensa” - a mí me hubiera gustado que se
ofreciese una especie de Tarifa Plana, que por unos 100 euros diese
permiso a ir a todas las obras, por no hablar de que se instaurase un
Asiento VIP para poder asistir a los ensayos generales, hacerse fotos
con los actores... sí la clase de cosa que odio que se haga para un
concierto, pero que en un contexto teatral me parece más plausible.
Manías, supongo.
En
todo caso, y aunque Alvarez-Ossorio anunció que todos los
espectáculos eran de estreno absoluto en la ciudad, y aunque el
hecho de que ya llevemos 8 ediciones del Festival (recordemos,
coordinado por las salas privadas de la ciudad), ya es de por sí una
proeza, uno no se puede olvidar de que Sevilla es una ciudad un poco
traicionera con la cultura.
No
voy a hacer la clásica afirmación de que aquí el grueso económico,
en según qué fechas, se lo lleva la Semana Santa, el Rocío o La
Feria de Abril – por mucho que sea cierto -, más que nada para
evitar el típico grito de respuesta: “¡Ya está el alternativo
tocando los cojones!”
Pero
lo que sí es cierto es que la oferta cultural de la capital
hispalense a veces puede parecer excesiva para el municipio. Una de
las afirmaciones que se realizó durante el desayuno fue que se
quería que fuésemos una ciudad “del teatro”. El problema reside
en que también queremos, cuando llega el Festival
de Cine Europeo, que sea la ciudad del Séptimo Arte, y cuando
llega Territorios, que sea la ciudad de la Música. Todo me parece
respetable y lógico – por muy en desacuerdo que pueda estar a
veces con la programación del Film Fest -, pero no hay mucho
bolsillo, ni vida, que aguante todas y cada una de las ofertas
culturales. Ahora bien, esto es poco más que una pírrica queja, ya
que cuando uno examina la oferta de años (o décadas) anteriores,
era para, prácticamente, echarse a llorar.
Aunque
esto no sea Broadway – por cierto, no puedo dejar de seguir el
culebrón acerca del musical de
Sting, que ya saben que en este blog somos mucho del de
Newclastle
-, seguro que pueden ustedes ir a cualquiera de estas funciones con
las Converse y la camiseta de Los Ramones que usted cree que tan
molón o joven les hacen parecer. Que este no es un festival
encorsetado. Compren entradas y asistan, leñe.
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