Algunos
de vosotros ya lo habréis adivinado por mi cambio de foto en el
perfil de, por ejemplo, el tuiti.
Así que no tiene más sentido esperar para el anuncio del próximo
concierto... a menos que os pase como a mí y os encontréis
escribiendo anuncios de próximos conciertos cuando os queda poco
tiempo para ir a la cama. Eso podría justificar algunos errores
gramaticales, si no fuera por el hecho de que pienso repasar este
texto por la mañana nada más despertarme.
¿Por
qué Fran escribe a horas tan intempestivas? Creedme cuando os digo
que no he encontrado otro momento.
Me
veo en la tentación de decir “el próximo chou va a ser diferente
de los anteriores”, pero pensándolo bien, ningún concierto de 12
canciones tristes se ha parecido
mucho al anterior. Pero este sí que plantea algunas diferencias
importantes. Para empezar, su emplazamiento en el Café Cultural “Lagallina en el diván”, la clase de sitio en el que vuestro
cantautor lánguido favorito ha pasado muchas tardes con un libro y
un café. Sí, soy de los que aún hace cosas así.
Sita en la Calle
Alejandro Collantes 38 (Sevilla), “La gallina” tiene muchas cosas
buenas: ludoteca (por si os aburrís mucho con las canciones, pues os
ponéis con una animada Y SILENCIOSA partida al Monopoly), cómics
(uno de ellos firmados por Carlos Pachecho, no menos) y, lógicamente,
comida y bebida en abundancia.
También
tiene un pequeño “handicap”, y es que al encontrarse en un
barrio residencial, el tema del ruido es delicado. Se supone que
servidor empezará a las 21:00 (ya de por sí una hora comprometida)
y que los conciertos allí tienden a ser “desenchufados”. Yo no
tengo problema en cantar a voz viva – léase pelada
-, pero en todo caso me llevaré por lo menos el micrófono y un
altavoz para hacerme ilusiones de que aquello suena como si fuese
Wembley, aunque sea en mi cabeza. He sopesado cantar usando una mano
como micrófono, como tito Phil en uno de sus vídeos más celebrados
(y baratos), pero entonces no podré tocar las notas más bajas en el
teclado y las cuerdas de la guitarra estarían siempre al aire.
En otro orden de cosas,
una diferencia más de este concierto con respecto a los anteriores
es que no voy a planear un repertorio cerrado. Servidor se va a
llevar sus cuadernos de acordes y letras para dejar que la tarde
fluya, en todo caso habrá dos partes... ¡Puede que en un momento
dado pregunte cosas al público! ¡Cosas como “¿Cuál fue el
primer disco que te compraste”?
Bien pensado, la idea de
cerrar set-list empieza a ganar fuerza.
¡Venirse! ¡Volveré a
imprimir otro programa de la gira (con CD incluido) para ser sorteado
entre los asistentes! ¡Mientras más seamos... etc, etc, etc....!
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