Chipre, detalle turístico |
Yo
soy de esos pelagatos a los que les gusta señalar que la opinión
pública es muy manipulable, todo depende del periódico o
contertulio que te explique la noticia.
La
crisis económica en Chipre es un buen ejemplo. Esa nación, esa
islíta de la que solo sabíamos durante el reparto de puntos en
Eurovisión, se encuentra de buenas a primeras (por lo menos para la
opinión pública española), con lo bancos cerrados, limitación a
la hora de acceder a sus ahorros a través
de los cajeros y una “quita” - término apocalíptico a
partir de ahora - en las cuentas, aunque posteriormente esta medida
se endureció
aún más en el líquido que supere los 100.000 euros. Lo que viene
siendo un “corralito”,y después en un “doble de corralito para
gente con demasiado dinero”.
Estas
medidas, auspiciadas por la Unión Europea (o mas bien, el Banco
Central Europeo), el Fondo Monetario Internacional, y el propio
gobierno chipriota, son las desesperadas acciones que se acometen
para salvar a la nación de la caída libre en la que está inmersa
su economía. Lo que viene siendo un “rescate”, aunque muchos
entendamos que se trata mas bien de un “secuestro”.
Primera
reacción de algunos: Chipre no se merece esto, Chipre es la enésima
víctima de una gestión económica laxa, Chipre está sufriendo las
consecuencias del despilfarro por parte de sus dirigentes, Chipre va
a ser hundida en pozo negro del que le va a costar mucho salir, este
rescate supone un golpe de gracia a la isla. Pobre Chipre.
Ah,
pero esta nación cuenta con un aliado mas temible que la pequeña
aldea
gala que
soportó el asedio de los romanos durante el punto álgido de la
expansión del Imperio en viñetas: Rusia. Por lo visto, muchos
mandamases, oligarcas y gente cuyo saldo en las cuentas chipriotas
son múltiplos de 100.000 euros – difícilmente personas honradas,
debemos entender - son oriundos de la antigua Unión Soviética. Los
rusos no parecen estar solos en este sentido, la liberal
legislación sobre impuestos de Chipre parece haber promovido este
éxodo de gente con cartera abultada. Lo cual hace reflexionar sobre
el corte de mangas de Gerard
Depardieu
al gobierno francés, cuando emigra hacia las tierras de Tolstoy, en
pos de su propia amnistía
fiscal...
Si alguien que no va precisamente descalzo, como el protagonista de
“Matrimonio de Conveniencia” decide poner su dinero en cuentas
rusas, ¿Qué clase de capital manejan los que han repetido la jugada
en suelo chipriota?
¡Chúpate esa, Hollande! |
Que
el gobierno de Putin - básicamente, sigue siendo "el gobierno de Putin" - exprese su apoyo a esta pequeña nación,
añadido a que los parlamentarios de la misma se cierren en banda
frente a las demandas del FMI y la UE provoca otra oleada de
reacciones: Chipre echa mano de sus matones Dimitri o Ivan – o más
exactamente, Vladimir -, para defenderse, Chipre chulea a Europa,
Chipre oculta dinero negro proveniente de Dios sabe dónde, Chipre
juega sucio, Chipre
es la aliada de las mafias, Chipre mala, Chipre caca, así se
hunda en la mas absoluta miseria.
Si
yo fuera un conspiparanóico (que lo soy, yo pienso que los mismos
extraterrestres que mataron a Kennedy construyeron las pirámides y
han diseñado la actual crisis económica mundial para así poder
quedarse con... ¿nuestros cerebros? Si, eso mismo), creería que
estos vaivenes en nuestra percepción sobre la crisis chipriota son
en realidad, jugadas de los Iluminati, cortinas de humo para
ocultarnos un mal mayor sobre el que nos quieren mantener ignorantes,
les doy a elegir: puede ser que Corea del Norte realmente la pueda
liar parda con sus amenazas bélicas o puede ser que se esté
preparando a Bruce Willis y a Steve Buscemi para frenar a un
meteorito que se acerca peligrosamente a la tierra y del cual, nadie
sabe nada.
Sí, escribo "Iluminati" en Google Images y sale esto... |
Frente
a estas posibilidades, hay un ejemplo mas triste: el “corralito”
chipriota se inició durante un fin de semana – no hay día bueno
para estas cosas, pero hay que tener mala baba para bloquear las
extracciones la tarde de un viernes -, posterior a la elección de un
nuevo pontífice de la Iglesia Cristiana. Cierta publicación impresa
que sale a diario, a la cual algunos llaman con desprecio “La Hoja
Parroquial”, decidió que era mejor dedicarle la portada del
Domingo a unas declaraciones del recién elegido Papa. Había que
indagar en el número de la edición hispalense para encontrar una
cobertura de la crisis de nuestros vecinos, siendo especialmente
chocante hallar una firma del actual presidente del gobierno, Mariano
Rajoy (o de la persona de su gabinete de prensa responsable de estos
artículos), sobre la eterna aspiración de Madrid a ser ciudad
Olímpica, acompañada por un diseño infográfico de un futurible
Estadio Olímpico (¿y el de La Peineta en el que yo vi a Paul
McCartney? ¿En qué queda?). La reacción lógica ante la firma,
por lo menos desde mi punto de vista, sería: “De verdad, Mariano,
ahora no es el momento para preocuparse de estas cosas, de verdad que
no”.
Si
esto fuera el Mondo Brutto, haría un comentario jocoso sobre lo
oportuno de unos ripios de Antonio Burgos, o de unas rimas de
Barbeito, pero aquí no se trata de hacer suposiciones tontunas sobre
unos profesionales que realizan su trabajo de forma eficaz y cuyas
opiniones no tiene por qué coincidir con la línea editorial. Es
dicha línea editorial la que choca. Que un periódico de tirada
nacional y buenas ventas decida dar la espalda de forma tan
fulminante a lo que muchos convendrían es la actualidad, hace
suponer que el equivalente a un Randolph Hearst de nuestros días es
una suerte de chimpancé enviado por los rusos al espacio – para
mas INRI – que ha
vuelto en un estado de evolución tan avanzado que resulta
incomprensible para nosotros, dando sus instrucciones sobre portadas
y artículos a publicar entre gritos guturales, vestido con un
uniforme de templario.
Estampa aleatoria de políticos españoles bromeando, I |
Tonterías
aparte, y volviendo a Chipre, el (al menos inicial), apoyo ruso y el
bloqueo por parte de la propia clase
política isleña a las condiciones del rescate, generó unas
advertencias de inminente desastre por parte de los tecnócratas
europeos, lo cual probablemente provocó la siguiente pregunta
retórica en mas de uno: ¿Realmente se pueden poner peor las cosas?
Bueno,
a veces, después de caer a lo mas bajo, se puede escarbar,
afortunadamente – por decir algo -, al final se llegó a un
acuerdo que implica, ademas de la quita o las habituales
reducciones de la plantilla de trabajadores públicos, la
transformación de dos de las entidades bancarias más importantes de
aquel país en iteraciones buena
y
mala
de los bancos. Para que después yo me queje de que lo único que
hace la terminología de marketing es utilizar gerundios en inglés.
Como marketing, por ejemplo.
En
este sentido, involuntariamente, Chipre se ha transformado en un
triste ejemplo de nuestra desastrosa política económica internacional y las reacciones que ha suscitado también ponen en
evidencia nuestra egoísta – por lo cambiante – percepción que
tenemos de estas medidas. Porque, obviamente, en España, que siempre
parece que somos los siguientes en la lista para sufrir una
intervención económica de semejante severidad (recordemos que
estamos siendo rescatados
ma
non troppo),
nos preguntamos si puede pasar algo parecido.
Cuando
el corralito primigenio, el
argentino, sucedió, muchos preguntaron si algo así podía
suceder en nuestra, cada vez menos, piel de toro. “¡Por supuesto
que no, hay un fondo garantizado!”, dijeron, después los rescates
con medidas de austeridad asfixiante llegaron a Grecia, pasaron en un
modo un tanto más suave a Irlanda y Portugal, con lo que quedaba muy
poco para que después nos tocara a nosotros. Aunque aquí parece que
estamos aguantando el tirón (a nivel macroeconómico, quiero decir,
porque los indices de paro y los desalojos hacen suponer otra cosa),
las continuas “equivocaciones” sobre los efectos de la crisis
preocupan, y mucho.
Pongámoslo
así: si lo que sucede diariamente en algunas partes de África
o Camboya
o lo que pasaba en la Libia de Gadafi
cuando era nuestro
colega,
hace de nuestra Declaración de Derechos Humanos una broma pesada,
una comedia de errores que produce lloros, entonces, lo que ha pasado
en Chipre transforma la moneda única, nuestra cacareada Constitución
Europea - ¿se acuerdan de la que montamos para impugnarla?- y el
Mercado Común en algo tan útil como la información nutritiva del
envoltorio de un chicle sin azúcar.
Y
ahora viene la parte que yo creo que es un sketch montado por los
miembros de Monty Python que siguen vivos.
Seguro que tienen algo que ver |
Preocupado
por los militares destinados en Chipre – para bien o para mal, se
trata de un país con una situación estratégica -, el gobierno
británico decidió enviar dinero en compartimentos blindados,
dinero británico en metálico y blindado para sus soldados, no fuera
a ser que tuviesen sus ahorros en malvadas entidades bancarias
chipriotas. Como las ayudas de comida y medicamentos que suele dejar
caer la ONU en paracaídas sobre zonas en conflicto, pero con un poco
menos de riesgo de ser robadas por las guerrillas, ya que aquí las
escoltan hombres y mujeres con armas de fuego.
Bien,
aquellos de nosotros que hemos ido a la universidad, que escuchamos
al taurino Carlos Herrera por la mañana, a la anti taurina Julia
Herrero por la tarde o la SER, o hasta la COPE para contrastar, que
llegamos a hablar de nosotros mismos como “progresistas liberales”
en una suerte de intentona de conciliar la justicia social y el
progreso económico, que leemos dos periódicos (y no, no me refiero
al MARCA y al AS), que nos consideramos “inteligentes” hasta
cierto punto, solemos adoptar una actitud condescendiente cuando un
niño o alguien con solo el Graduado Escolar nos dice “Y si no hay
dinero ¿Por qué no imprimen más?”
Con
una sonrisa desinflada, articulamos lentamente un “es un POCO más
complicado que eso, me temo”, ¡como si lo tuviéramos clarísimo!
Y entonces desarrollamos una de esas explicaciones sobre mercados,
Euribors, y burbujas inmobiliarias que hemos extraído a partes
iguales de Españistan,
Simiocracia,
algún libro de economía para Dummies escrito por un tecnócrata
mediático o un colaborador de Intereconomía. Porque al final,
culpamos igualmente a Aznar, que a Zapatero, a Draghi, Rajoy o a
Mourinho. Estoy seguro de que Mou tiene algo que ver con todo esto.
El
movimiento inglés le da en toda la cara a nuestras sesudas
explicaciones inspiradas por “Inside Job” con el calcetín sudado
de la obviedad que solo un “Bob Esponja” podría exhibir.
Curiosamente, lo que llega a Chipre son unos (cada vez) más
denefestrables (sic) euros en lugar de vigorosas libras esterlinas,
cosas de esta unión nuestra, supongo.
El
problema ya no es ni siquiera explicar cómo hemos llegado hasta
aquí, pero conviene hacer un pequeño apunte. Cuando la crisis
argentina devino en la limitación para acceder a los ahorros, tanto
los niñatos
sociatas como
los pijos
de mierda,
tuvieron el descaro de señalar con el dedo a los propios ciudadanos
de la nación sudamericana como responsables de la situación, en
base a explicaciones tan peregrinas como “eso pasa por tener el
dinero guardado debajo del colchón”. Que es lo mismo que “esto
pasa por haber vivido tanto tiempo por encima de nuestras
posibilidades”. Hay que ser gilipollas.
Con
todas nuestras intelectuales teorías de cómo hemos llegado a la
lamentable situación actual, creo que podemos extraer que, como
siempre, todo se debe a una concatenación de hechos en la cual se
mezcla la pobre gestión del dinero público, la pobre gestión de
los préstamos hipotecarios por parte de las entidades bancarias, la
pobre gestión de las fusiones de dichas entidades y sí, me temo que
también hay algo de la pobre gestión de nuestra economía
doméstica, pero no todo. Pero creo que la palabra clave es
“gestión”.
Pero
la gestión de la crisis chipriota es preocupante en otro sentido,
por lo general, unas medidas de restricción tan severas suelen
producir un “efecto rebote” de ilegalidad que multiplica el
consabido “hecha la ley, hecha la trampa” por un factor de
decenas de millar. En otras palabras, la gente que tiene Ferraris y
más de 100.000 euros en su cuenta corriente – insisto, dos
factores que transpiran maldad intrínseca -, ya ha hecho una jugada
bastante peregrina al meter sus vastos ingresos en un cuentas de la
isla, ¿qué no harán para proteger sus capitales? Es lo mismo que
las limitaciones de nuestro gobierno para realizar operaciones
en metálico o para declarar cuentas en el extranjero, por no
hablar de las amnistía fiscal. De acuerdo, salen muchas sonrojantes
maniobras antiguas a flote, pero me resulta difícil creer que no se
están maquinando otras tantas por lo que pueda pasar en el futuro.
Ademas,
si la fragilidad económica de Chipre se debía, en parte y según
algunos analistas, a su economía “de
casino”, - es decir, impuestos bajos para que, por ejemplo, los
rusos ricos pudieran burlar la hacienda de su país -, entonces ¿Para
cuando un rescate de Suiza? Sí, yo también me he reído mucho al
escribir esto, no se crean... sobre todo porque Suiza no pertenece a la UE.
Lo
mismo podría decirse de las Islas Caimán, pero en el fondo, todos
estos son pespuntes, a mi lo que me preocupa no son los grandes
capitales de Europa del Este y más allá, ingresados en Chipre, sino
su equivalente al señor y la señora García que no pueden sacar del
banco el dinero de su alquiler porque tenían que comprar alguna otra
cosa y por la absurda quita tienen que hacer esperar a su casero, el
cual, lo mas seguro, es que no se encuentre especialmente boyante.
Afortunadamente,
y en contraste con el enfadado ascenso de la ultraderecha griega, da
la impresión de que la solidaridad entre ciudadanos parece ser la
reacción habitual en la isla, pero resulta especialmente
descorazonador leer sobre los españoles que emigraron a Chipre a la
búsqueda de una mejoría y sueltan frases tan tristes como “huimos
de la crisis, pero parece que ésta nos persigue”.
Estampa aleatoria de políticos españoles bromeando, II |
Hablando
del enfado de los ciudadanos, hace poco, cierto
político, (a cuya línea de declaraciones se sumaría Núñez
Feijóo) durante una entrevista instaló una curiosa retórica sobre
los “escraches” o intimidación pública de los políticos, a
veces quedándose en una protesta verbal en las sedes gubernamentales
o de las partidos, pero llegando a las amenazas físicas en sus
propios domicilios particulares. Lo que este cargo se preguntó en
voz alta fue si las siguientes víctimas de dichas intimidaciones
iban a ser los jueces o los periodistas. Entre líneas, y si uno se
ofuscaba, se podía leer un “a ver si de tanto meteros con
nosotros, los siguientes en recibir una turba enfurecida vais a ser
vosotros, machos”.
Pues
teniendo en cuenta la imputación de la Infanta Cristina en la trama
Nóos, me da que lo mismo a los jueces no, o si recordamos que
aquí todo hijo de vecino tiene a alguien que ha estudiado
Comunicación Audiovisual o Periodismo y sabe de la precariedad
laboral en los medios, a los periodistas, va a ser que tampoco.
Eso sí, nunca he visto un ejemplo tan fulminante de una figura
publica que, intentando echar balones fuera, se dibujara una diana
para los articulistas su propia frente. Buen trabajo.
Tal
y como conté en el artículo sobre “La
Rebelión de Atlas”, lo que me preocupa son los “escraches”
o las turbas enfurecidas en si. Reconozco que, cuando veo a algunos
políticos gastarse bromitas en el senado o en el congreso de
diputados, me entran ganas de plantarles una buena hostia con la mano
abierta en toda la boca (“políticos”, en masculino). Pero eso es
porque, con la que esta cayendo, a uno le parece que el derecho a
reírse en publico - o incluso en privado - debería suprimirse en la
clase política hasta que todos los problemas del país o del mundo
se hayan solucionado, y esto es, lógicamente, una pretensión poco
realista. Y a mi, como a todo el mundo, me entran ganas de darle una
buena hostia – de las que ahorran explicaciones o visten de torero
– a mucha gente al cabo del día. Pero no lo hago.
El
problema con las turbas enfurecidas, lleven antorchas o no, es que
suelen estar dirigidas por imbéciles que arengan a las masas
mientras preparan algún tipo de excusa política y al poco montan un
partido para aspirar a ese mismo sillón que exigen quemar, luego
sentarse en él y cometer los mismo errores. Cuando alguien me dice
que la mejor solución para la crisis actual es la violencia y el
caos social, las ganas de soltar el manotazo se me quedan dentro por
unas micras.
¿Cual
es el plan? ¿Transformar la profesión política en una actividad de
alto riesgo? ¿Nos ha parecido exagerado el respiro del supuesto fin
de ETA, cuyas amenazas – estas sí - se cernían sobre jueces y
periodistas? ¿Que los mandatarios se lo piensen antes de firmar una
ordenanza o votar una enmienda? Me parece que intentar quemar
la casa del alcalde de una pequeña localidad, con sus hijos
dentro, no es la clase de “protesta social” que vaya a dirimir
nuestra hecatombe económica.
Lo
que más nos debería preocupar no es cómo Chipre o el mundo ha
llegado a esta situación, sino cómo generar riqueza, y en eso,
parece que El Vaticano nos lleva una importante ventaja. Como ustedes
ya sabrán, la declaración del pontífice que ocupó la portada del ABC aquel
domingo fue “Yo quiero una Iglesia pobre para los pobres”. Claro
que sí, campeón, le damos un aplauso y dejamos que se vaya. A
intentarlo, quiero decir.
¿Por qué demonios no? |
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