jueves, 1 de diciembre de 2011

¿Coches incomprendidos? Volumen 1: El Smart Roadster

Inauguramos nueva sección en el bitácora: coches que por un motivo u otro no han encontrado un hueco en el corazón de los compradores o que incluso a pesar de tener buenas ventas, y de que los ves aparcados en las aceras de tu ciudad, se han ganado una mala fama por un motivo u otro, incluyendo la clase de conductores (y por ende, forma de conducir) que solemos asociar a dichos vehículos.



Dicho esto, vaya una cosa por delante: esta sección va a intentar nutrirse principalmente de fotos que un servidor haga por la calle. Espero que la gente que sea dueña de los vehículos no se tome a mal que aparezcan en este blog, recuerden que todo se hace con una sana intención de humor inofensivo, que se borran las matriculas e intentará no relevarse el lugar donde se han tomado las diapositivas. En cualquier caso, ya les vale.

Y por cierto, no he visto ningún Cygnet por la calle aún... ¿sintomático? ¿Por qué siempre pienso en eso cada vez que pienso en el mini de Aston Martin?

El deportivo - ejem - que hoy nos ocupa es un buen ejemplo de varios síndromes: por un lado del llamado Síndrome del coche diseñado por Homer Simpson, según el cual si uno va sumando detalles que a uno le gustan dentro del mismo coche sin tener en cuenta ningún atisbo de sentido común, lo mas normal es que salga un churro. El segundo síndrome es el que podríamos definir como "Diversifique su mercado", lo que nunca se sabe si muestra una intención de innovar o de ambición desmedida, que como todo el mundo sabe desemboca en la rotura del saco por la parte inferior. Todo lo que implique rotura de una bolsa que se encuentra en la parte inferior la podemos catalogar como algo malo.

Bien, el Smart Roadster es una idea tan mala como el Smart ForFour solo que ejecutada con un poco menos de gusto. Situémonos, Smart es una división de Mercedes, con la que intenta paliar el efecto congestionador del tráfico en las ciudades con coches reducidos a su mínima expresión: dos asientos, un maletero que es casi un rumor y tamaño que permite aparcar de forma muy creativa sin arriesgarse a una multa.

Es una forma de hablar, claro.


Después de un éxito de ventas - en Europa, principalmente - los señores de Smart piensan que en el mercado hay una demanda de variantes de su modelo básico. Para muchos, la propia existencia de esta marca supone ya un insulto por su absoluta falta de sentido estético - "parece un ladrillo de Lego" he oído al menos una vez - al que tampoco aspiraba. No obstante, a nadie se le escapa que una alternativa barata - sobre esto, hay opiniones - para tener acceso al uso de los motores de Mercedes puede ser un incentivo para la compra.

Mientras que el ForFour se vendió moderadamente - yo al menos veo muchos aparcados por Sevilla, incluso dos en una misma acera - el Roadster tuvo una suerte desigual, por eso en cuanto vi uno tuve que hacerle la foto. Pensemos: si el Smart tiene casi todas las ventajas de una moto - y el propio cuerpo deja de ser la carrocería, como suele decir, por muy endeble que sea ésta - y bastantes ventajas del coche... ¿Quien iba a querer una versión deportiva con todos los inconvenientes de un coche y ninguna de sus ventajas? Por lo pronto, la sensación de estar circulando MUY cerca del asfalto es patente, nada que ver con los deportivos de gama alta - en una ocasión pude probar un SLK y me pareció magnifico -, siendo mas parecido a un Hyundai (alguien me dijo que eran "los deportivos de los quinquis", ninguna ofensa intencionada, espero) pero de nuevo con un maletero minúsculo.

Incómodo, minúsculo y feo. ¿La fórmula del éxito? Obviamente, no. O si.

El Smart Roadster -siempre biplaza - se fabricó entre 2002 y 2005, transformándose en un repentino éxito de ventas, con motores solo en versión gasolina y la posibilidad de adquirirlo como descapotable. A pesar de la buena acogida inicial, no tardó en desarrollar un problema de fugas que empezó a costarle demasiado dinero a los servicios técnicos de Mercedes, esa gente tan amable y atenta que le tiene poco aprecio a la pasta, gansa. Ah, ese maldito periodo de garantía.

Una nota interesante que se desprende de la entrada de la Wikipedia sobre el vehículo es que uno de sus diseñadores abandonó la nave para irse a Saab, sabia decisión caballero, ¿no se pasaría usted por Hummer y Maybach, verdad? En fin, con todo, el Smart Roadster no es un mal coche, si olvidamos el ruido del motor que desaconseja, aparentemente, hacer un viaje muy largo dentro de él. No obstante, con un precio máximo de 20.000 euros y bajo consumo, fue un interesante deportivo alternativo, si percibimos el Smart ForTwo como un interesante turismo alternativo.

Dow! Este lado ya no es fotogénico, debería ser como Julio Iglesias y no dejarse hacer fotos desde según qué ángulos


Tras su defunción oficial en 2005, probablemente su testigo podría verse recogido por los deportivos eléctricos como el Tesla, si consiguen salir de sus polémicas con Top Gear (EL programa sobre coches) en la búsqueda de un coche con formas dinámicas pero respetuoso con el medio ambiente, pero que, como todos los deportivos biplazas está destinado a tener al volante a un soltero trasnochado, y en el asiento de acompañante... otro.

Mientras esperamos que resurja de sus cenizas - o no - pensemos que, a fin de cuentas, no fue un desatino tan monumental, aunque bonito, lo que se dice bonito... ¡mierda! ¡es que a mi me parece bonito! Bueno, salvo cuando el comprador se decide por el color amarillo, las fotos engañan...aviso.

En cualquier caso yo estoy vendido porque me gusta mucho la filosofía de Smart, si tan solo fueran un poco mas baratos...

Bueno, en la próxima entrada estrenaremos otra nueva sección - ¡si es que estoy que lo tiro! - sobre la cual solo puedo decir: ¡Cultura barata! ¡John Carpenter! Lo que nos vamos a reír, o no...