viernes, 7 de agosto de 2015

LA VIDA ES UNA CANCIÓN LARGA





¡Pero Fran!” - os oigo decir - “con la tirria que le tienes a Ian Anderson ¿Cómo se te ocurre llamar a una de las entradas de tu blog con el nombre de uno de sus temas”? Y mi primera reacción es responderos algo en plan “la vida está llena de estas alegres contradicciones”. Pero también es verdad que yo tampoco soy Diego Manrique y jamás he dicho aquello de “nunca me gustará la zarzuela ni Jethro Tull”. Lo mío con Anderson es antipatía personal (y tampoco tanto, es más bien una exageración en busca de un titular), pero su música me sigue pareciendo increíble, hay gente que le perdona a sus ídolos que sean unos malages, pero como Anderson nunca ha sido del todo un ídolo mío, pues... Pero “Life is a long a song” es un temazo se mire por donde se mire.



Esto también viene a cuento porque el nombre original de este post era “vuestros problemas con Muse”, a rebufo del articulo en profundidad que llenó las páginas centrales – y decoró la portada - del número 131 de This is Rock. Mi colega – y tocayo – Fran Garcia dio la impresión de ser muy consciente de la que se iba a montar cuando se publicara la revista porque comienza su pequeña biografía del grupo con un “mucha gente no considerará a Muse ni siquiera una banda de Rock”, y, por supuesto, en el muro de Facebook se lió un poco parda al publicarse la cubierta.



No sólo en las redes sociales, sino que también algunas personas cercanas a mí me comentaron cosas como “¿Esto qué es ahora, la Super Pop?” Lo cual demuestra el viejo adagio según el cual, basta con tener éxito para que todo el mundo te desprecie. Vamos, como me pasa a mí con Bon Jovi.


En realidad es que a mí me cuesta recordar más de dos canciones de Bon Jovi que no sean una balada. En perfecto castellano, por supuesto.



Ya no se trata sólo de que muchos pongan en duda las credenciales rockeras de Matt Bellamy y los suyos, sino que además tenemos a los que se meten con Muse por el hecho de ser medianamente progresivos. Lo cual ya es de traca, o sea, los fans del género nerd por excelencia – Paco Fox dixit y Rush lo confirmó años ha, en el vídeo de “Subdivisions”- se quejan siempre de la marginalidad que tiene el estilo en los medios, del maltrato de la crítica, etc... Y llega un grupo que admite sin problemas las influencias de los temas épicos de 20 minutos pero, claro, como llenan Wembley (qué gran entrada con ese “Romeo y Julieta” de Prokofiev sonando por la PA, tan exageradamente ridícula que sólo puede ser buena) y se ponen un poco de moda, pues hay que machacarlos ¿No?



Y la cosa es que ni siquiera una cuestión española, esta reacción también la suscita Muse en el Reino Unido en los EEUU y, me imagino, que también por el resto del mundo. Lo cual desencadena las típicas discusiones entre los aficionados a la música que en realidad no llevan a ninguna parte, porque la gente que se pone a discutir de música en las redes sociales (o casi en cualquier parte, ya que nos ponemos, lo que pasa es que por escrito todo gana en gravedad), no quiere un “debate sano y abierto”, sino que se confirme que tienen toda la razón, ergo, todos esto suele terminar en un “¡Tú no tienes ni puta idea!” Muy habitual entre los aficionados de la música en general, y del progresivo en particular. Olvidándose todo el mundo que, hoy en día, deberíamos ser conscientes de que se ha compuesto y publicado tanta música en este universo, que resulta imposible abarcarlo todo. Y recordad, las etiquetas están para ayudar a la hora de describir, no para crear ghettos. La música no se califica ni siquiera en “buena” o “mala” sino en “me gusta” o “no me gusta”. O como una vez escribió Robert Fripp “a veces, sólo se puede decir algo como ¿Te acuerdas de cómo fue escuchar “Purple Haze” por vez primera?” Pues eso.



En todo caso, y como yo también dije en Facebook – antes de que protestéis , lo puse en mi muro, no me metí en ningún debate -, a mí – el “a mí” es para dejar patente que fue un testimonio de primera mano, no por darme importancia -, el señor Steven Wilson me comentó que consideraba a Muse y a The Mars Volta como bandas con elementos progresivos ¿Qué más queréis? Si un señor a quién Robert Fripp o Ian Anderson eligen para remezclar sus trabajos dice algo así, yo no me veo en la potestad de llevarle la contraria, sinceramente.



Muy bien pero creía que esto NO era “vuestros problemas con Muse”.

Muy cierto, la cosa de llamar a este post “la vida es una canción larga” está relacionada con el hecho de que escribo cosas en el bitácora con cierto retraso, algo por lo que me gustaría pedir disculpas, (a los cuatro gatos que me siguen) como cierto meme que circula por ahí con la efigie de Willy Toledo.

La cuestión es que llevo una temporada en la que he pasado por suficientes altibajos como para transformarme en una maníaco depresivo. “Pero Fran” - os oigo decir, one more time - “nosotros pensábamos que ya eras un ciclotímico”, a lo que yo sólo puedo responder:

(que os jodan)

Desde el cariño y el respeto. Siempre.




Pero la mezcla de cosas en las que me involucro yo solito y aquellas que se presentan sin pedir permiso, pues desembocan en que mis actualizaciones sobre lo que hecho en la This is Rock (que, admitámoslo, es en lo que prácticamente se ha transformado este bitácora, junto con la promoción de mis conciertos, de lo cual hablaré en breve), se vayan a transformar, en este caso, en un 2x1... cercano a un 3x1!

Pero antes...

La gallina está curada, o eso cree ella.

Pues los vecinos no vinieron a cortarnos la cabeza ni mandaron a la policía. Y además he de decir que salí bastante contento de la versión “reducida” de mis “12 canciones tristes” que se produjo en el nervionense café cultural “La gallina en el diván”. Así que, para variar, si está usted leyendo estas líneas y no estuvo presente, pues mal, muy mal. Pero, por suerte, servidor ha podido rescatar por lo menos un vídeo de la actuación, así que ya saben, como dicen en una web que sigo sobre temas freak (sita en Sudamérica), “apliquen play”.



Aunque he de decir que al final no hubo la sesión de “preguntas y respuestas” de la que avisé en la entrada anterior, me sentí bastante cómodo y la gente pareció pasárselo bien.

CUAL DROMEDARIO EN EL DESIERTO

Puede parecer increíble, pero los aficionados del progresivo no sólo nos dedicamos a discutir sobre si Muse encajan o no en el género. Eso sólo es algo que suele propiciar la desconexión emocional de Internet, generalmente, cuando nos encontramos, lo primero que se nos ocurre decir es “¿Has oído a...?” En otras palabras, la recomendación de otros grupos suele ser la primera bala de nuestro revolver conversacional. Porque al igual que El Rocio (o eso dicen), “el Progresivo es compartir”. Bien pensando, casi toda la música es compartir, como bien nos enseñó en su día Napster, y hemos sido unos alumnos especialmente aplicados en este tema...



Pero no nos desviemos más de lo necesario, todo lo anterior viene a cuento porque, cuando yo empecé a ir a conciertos de Progresivo, los freaks como yo, pero más experimentados, solían lanzar el nombre de Camel con una reverencia sorprendente. Sorprendente para mí, puesto que, salvo algunas menciones en algunas biografías sobre otras bandas del ramo, el nombre de Camel rara vez salía a relucir en la prensa musical.



El ostracismo reservado a Andy Latimer – guitarrista / alma del grupo – y a las múltiples formaciones por las que ha pasado Camel me chocaba mucho. Pero por otro lado, y reflexionando sobre el tema, puedo entenderlo.

A ver, el mayor “problema” con Camel es que su música nunca fue tan radical como la de King Crimson, ni tan virtuosa como Yes, ni tan misteriosa como Pink Floyd, ni tan teatral como la de Genesis. Podían tener sus momentos en los que podían rivalizar con todas las características mencionadas, pero por lo general, el sonido Camel es sobre todo algo emocional. No son pocas las personas que afirman que el toque a la guitarra de Latimer les puede producir un buen derramamiento de lágrimas.



También hay que tener en cuenta que Camel llegaron a un cierto éxito comercial un poco después al resto de las bandas clásicas del Progresivo con lo que la prensa se quedó con el detalle de que, desde cierto punto de vista, aparecieron un poco tarde y aprovechando el empuje de sus coetáneos. Para rematar su música era un tanto demasiado suave, un tanto demasiado gentil como tener cabida en publicaciones especializadas. Incluso las revistas de Metal (durante años, uno de los pocos recovecos en los que se podía encontrar Progresivo en prensa escrita) lo tenían complicado para hablar de Camel sin dar la impresión de que se trataba de la cerdita Peggy haciendo una visita guiada a una fábrica de Campofrío.

Objetivamente, por supuesto, todas estas motivaciones son absurdas ¿Por qué demonios, el Popu, el Ruta o la (ya extinta) Rolling Stone no podían dedicar algo más de un párrafo o una furtiva reseña a lo que muchos consideraban un grupo imprescindible del Progresivo y de la Historia de la Música en general?

Esto ha cambiado, en parte porque, como ya he comentado en algunas ocasiones, hay un cierto impulso en los medios de reconocer las aportaciones de la música progresiva. Y también por una crueldad muy cierta del mundo de la música: no hay nada mejor para que la gente te aprecie que el hecho de estar a punto de morirte. Aunque Scott Adams es menos clemente con el tema, afirmando que nada le gusta más a un editor que un escritor que va y se muere. Si el luctuoso suceso se produce durante una gira promocional, ya ni les digo, sobre todo si le da EL parraque durante una multitudinaria firma de libros, con cámaras de televisión grabando y tal.



Con todo, el desorden sanguíneo y el prolongado – además de exigente – tratamiento para el mismo que tuvo que sufrir Latimer no es cosa de risa. Tal y como escribo en el prólogo de mi entrevista con el líder de Camel, muchos aficionados a la música del inglés recibíamos con una mezcla de aprensión y esperanza las actualizaciones sobre su estado de salud.

Pero Camel volvió, y aunque dicha vuelta fue como una representación de su música – tranquila pero el mismo tiempo vibrante -, consiguió colgar el cartel de “entradas agotadas” en no pocos recintos. A la banda le había llegado el reconocimiento para actuar en cómodos teatros, por mucho que después algunos se lleguen a cerrar por motivos un tanto absurdos.

Y no sólo eso, que son merecida cabeza de cartel de la segunda edición de el festival “Be Prog!” Si un festival de Progresivo en plena Barcelona no es suficiente prueba de que algo se mueve en mi género favorito, pues... ya no sé qué puede serlo.

De hecho, su participación en dicho festival fue la motivación principal para nuestra entrevista. Como viene siendo (afortunadamente) habitual con las leyendas vivientes de la música, Latimer fue un encanto de persona, transmitiendo la sensación de ser alguien con un optimismo casi inquebrantable. Lo cual no es poco teniendo en cuenta las desgracias que han sacudido el mundo – musical y personal – de la banda.

Además del fallecimiento, en 2002, del gran teclísta Peter Bardens hay que sumar que poco antes de nuestra conversación, el cantante Chris Rainbow también se despedía de este mundo a consecuencia del Parkinson, o que el también teclísta Guy Leblanc nos decía adiós por culpa de un cáncer. Qué extraño es ahora ver el vídeo en directo “In from the cold” en el que Leblanc aparece con un vigor casi juvenil al tocar las notas de tantos temas memorables. He de reconocer que esta muerte me cogió por sorpresa y la encontré especialmente triste. Ni siquiera logro recordar si sucedió después de que se publicase la entrevista o después de enviársela al director, pero desde luego es una lástima no haberle podido hacer un homenaje en dicha entrevista.

Volviendo a Latimer, tan sólo me queda decir que si hay alguien que se merece un reconocimiento mayor del que tiene, es él. Una persona capaz de ser amable conmigo después de escuchar una versión mía de uno de sus temas a través del teléfono sin montar en cólera merece por lo menos una estatua en la plaza mayor.

Ah, si no os comprásteis la entrada para el Be Prog! No sé qué coño estáis haciendo leyendo este bitácora.

El disfrute del sonido azul que se sale por la tangente, con el Gran Elfo escuchando discos en directo.



Tranquilos, que ni me ha dado por Cristian Castro ni me he comido las setas alucinógenas caducadas que tenía en la nevera (lo de las setas es BROMA ¿Vale? BROMA, no manden aún una patrulla a mi casa), pero como ya les comenté esto iba a ser un 2x1, y qué mejor forma de rematarlo que juntando el resto de mis colaboraciones en un solo epígrafe. Así que me he puesto las dos revistas al lado del notebook; según paso las paginas señalo qué lleva mi firma y añado algún enlace de reseñas que se pueden encontrar en los números de Mayo y Junio.



Lo primero que me encuentro es mi rápida entrevista a Anadele, cantante y guitarra de los magníficos Jolly con quien pude hablar 10 minutos antes (literalmente) de su actuación en la sala Copérnico. Nunca me cansaré de defender la dilogía “The audioguide to happiness” y fue un placer charlar – aunque fuera de forma tan breve – con un tipo tan simpático como Anadele.



Igualmente, siempre seré un gran defensor del toque melódico a la guitarra de Phil Manzanera. He de decir que su nuevo “The sound of blue” me gustó desde la primera nota y que tenía al músico en mi lista de “artistas a los que un día me gustaría entrevistar”, y aunque resultó un poco raro mantener la entrevista en castellano (creo que para Manzanera también lo tuvo que ser porque de vez en cuando le fallaba el vocabulario, supongo que son ya muchas décadas acostumbrado a hablar en inglés casi todo el tiempo), nos las apañamos para repasar muchos temas, con una inusitada sinceridad, todo sea dicho. Ya sólo me falta el resto de Roxy Music...



Seguimos para Bingo (o puede que sólo para Línea, depende de cómo se mire) con Andy Tillison. Como ustedes ya saben, con músicos como Arjen Lucassen me encuentro cara a cara con el caso del artista que me encanta como persona pero no consigo conectar con su música. Al revés que Ian Anderson (bueno, cada vez me cuesta más conectar con los nuevos proyectos del líder de Jethro Tull), o, en el caso de The Tangent (banda que lidera Tillison), pues sucede un 50%



Y es que con Tillison tengo un serio problema de irregularidad, que con el último disco se exagera cosa fina. Aunque no firmo la reseña publicada en la revista, os puedo decir tranquilamente que poco tiene que ver con mi opinión. Desde mi punto de vista, lo realmente interesante de “A spark in the aether – The music that died alone Part II” empieza a partir de la segunda mitad, cuando Andy y sus músicos se empiezan a desmelenar, dejando aparte la herencia de los Genesis de finales de los 70 y de UK.



Lo mismo se podría decir de una conversación con Tillison. Durante un rato hay algo de tensión, pero después la cosa se relaja. Creo que en parte eso se debe a que Andy es un tipo un tanto obsesivo (manda cojones que yo precisamente diga eso de alguien) y hasta que no deja clara la idea que intenta vender, pues como que no para. Una vez que nos pusimos a hablar de otras cosas que no eran el disco nuevo, todo fue mucho mas fluido. Al final fue una conversación muy placentera, y me ha dado mucha cosa cuando, unos meses después ha tenido que ser ingresado en un hospital a causa de un infarto, pero parece que todo ha quedado en un susto.



Y pasamos al número 132, cuyo principal atractivo fue el MACRO artículo sobre álbumes en directo, un género que suscita pasiones entre los aficionados a la música, tantas como recelos. No en vano muchos opinan que buena parte de los “discos en vivo”, las más de las veces tienen poco de “en vivo”. Mezclando anécdotas personales, investigación y numerosas escuchas, creo que el reportaje parido por los colaboradores de la revista quedó bien digno.



Y por supuesto, no puedo (ni debo) olvidarme de mi entrevista con el Gran Elfo, el señor Damon Fox, realizada en las escaleras de la madrileña Sala Copernico. Este es el glamour del Rock, señores... ¡Y no se me pueden olvidar mis reseñas de los conciertos en Sevilla de Barón Rojo y de Wilko Johnson!



Por cierto, todo parece indicar que mi próxima entrada sobre mis colaboraciones en This is Rock va a ser otro 2x1...¡Necesito días de 48 horas!




domingo, 10 de mayo de 2015

12 CANCIONES EN EL DIVÁN




Algunos de vosotros ya lo habréis adivinado por mi cambio de foto en el perfil de, por ejemplo, el tuiti. Así que no tiene más sentido esperar para el anuncio del próximo concierto... a menos que os pase como a mí y os encontréis escribiendo anuncios de próximos conciertos cuando os queda poco tiempo para ir a la cama. Eso podría justificar algunos errores gramaticales, si no fuera por el hecho de que pienso repasar este texto por la mañana nada más despertarme.



¿Por qué Fran escribe a horas tan intempestivas? Creedme cuando os digo que no he encontrado otro momento.

Me veo en la tentación de decir “el próximo chou va a ser diferente de los anteriores”, pero pensándolo bien, ningún concierto de 12 canciones tristes se ha parecido mucho al anterior. Pero este sí que plantea algunas diferencias importantes. Para empezar, su emplazamiento en el Café Cultural “Lagallina en el diván”, la clase de sitio en el que vuestro cantautor lánguido favorito ha pasado muchas tardes con un libro y un café. Sí, soy de los que aún hace cosas así.



Sita en la Calle Alejandro Collantes 38 (Sevilla), “La gallina” tiene muchas cosas buenas: ludoteca (por si os aburrís mucho con las canciones, pues os ponéis con una animada Y SILENCIOSA partida al Monopoly), cómics (uno de ellos firmados por Carlos Pachecho, no menos) y, lógicamente, comida y bebida en abundancia.

También tiene un pequeño “handicap”, y es que al encontrarse en un barrio residencial, el tema del ruido es delicado. Se supone que servidor empezará a las 21:00 (ya de por sí una hora comprometida) y que los conciertos allí tienden a ser “desenchufados”. Yo no tengo problema en cantar a voz viva – léase pelada -, pero en todo caso me llevaré por lo menos el micrófono y un altavoz para hacerme ilusiones de que aquello suena como si fuese Wembley, aunque sea en mi cabeza. He sopesado cantar usando una mano como micrófono, como tito Phil en uno de sus vídeos más celebrados (y baratos), pero entonces no podré tocar las notas más bajas en el teclado y las cuerdas de la guitarra estarían siempre al aire.



En otro orden de cosas, una diferencia más de este concierto con respecto a los anteriores es que no voy a planear un repertorio cerrado. Servidor se va a llevar sus cuadernos de acordes y letras para dejar que la tarde fluya, en todo caso habrá dos partes... ¡Puede que en un momento dado pregunte cosas al público! ¡Cosas como “¿Cuál fue el primer disco que te compraste”?

Bien pensado, la idea de cerrar set-list empieza a ganar fuerza.




¡Venirse! ¡Volveré a imprimir otro programa de la gira (con CD incluido) para ser sorteado entre los asistentes! ¡Mientras más seamos... etc, etc, etc....!

miércoles, 6 de mayo de 2015

LA GENTÍL TORMENTA


Hay gente que vive el drama de sufrir un cansancio devastador pero ni por esas consigue dormir de forma plácida por las noches. En mi caso, cualquier posible síntoma de insomnio se ha visto borrado fulminantemente gracias al hecho de pasar las ultimas semanas con los días llenos de cosas. Ni siquiera he tenido tiempo de procrastinar como Dios manda, así que no he tenido un momento de “voy a polemizar sobre este comentario en Facebook / Twitter” ni un “voy a ver este vídeo tan gracioso del que todo el mundo habla”, no. Como mucho, los trailers de “Batman vs Superman”, el de la nueva de Star Wars y el de El Hombre Hormiga.... que sigo sin tenerlo muy claro ¿Michael Douglas es Hank Pym y el otro es Scott Lang? ¿Si Chaqueta Amarilla es el malo, en la segunda (si llega a existir) Lang pasará a ser Goliat y el enemigo El Hombre Gigante? ¿Habrá perdido el lector medio el interés sobre esta entrada y aún no hemos terminado ni el primer párrafo?



En fin, cual hoplita rechazando una invasión persa, he conseguido rascar algo de tiempo después de un mes francamente frenético y así escribir un poco en el blog sobre la historia detrás de mis colaboraciones en el último ejemplar de This is Rock... que ya ha sido sustituido por otro nuevo número para cuando se publica esta entrada, ya saben, para qué perder las buenas costumbres.



Antes de eso, y por si se preguntara qué tal fue mi último concierto, he de decir que la gente que asistió me dio la enhorabuena. Si estás leyendo esto y no estuviste, es una lástima, deberías haber estado ya que, por ahora, no habrá estreno en 4K y 3D de la grabación... más que nada porque me parece que más allá de un par de fotos no han sobrevivido más pruebas visuales del show. Una lástima, pero la versión TOCHA de “12 canciones tristes” es como James Bond o Terminator, siempre vuelve. Ah, sí, también he visto el trailer de la nueva de Terminator, a pesar del nombre creo que tampoco han llamado a Tony Banks para hacer la banda sonora ¿Sabían ustedes que Tony fue considerado para la banda sonora de la primera de Terminator? Les da igual ¿No? Joer, cada vez que pienso que Genesis y la Cannon están relacionados me entra tal escalofrío...



Y hablando de Genesis...

Steve Hackett

Vale, no lo voy a decir. No lo voy a decir, ya lo he repetido muchas veces y ustedes no necesitan oírlo (leerlo) one more time... A tomar por culo la bicicleta, ADORO a Steve Hackett. Hablar con el guitarrista siempre es un placer, cuesta encontrar a alguien tan educado en el mundo de la música y que sea capaz de hablar sobre tantos temas tan distintos sin ningún tipo de cortapisas. Aunque en este caso, el lógico eje en torno al cual giró la conversación fue su nuevo álbum, “Wolflight”, no hubo problema en mencionar a nuestro (también) adorado Andrés Segovia o el polémico documental “The sum of the parts”. Por cierto, después de mi primera entrevista con Hackett, recuerdo mencionarle a él y a Jo (su tercera esposa) que era mucho más fácil encontrar vídeos de Narciso Yepes emitidos por la televisión japonesa que por la española, y he aquí la prueba...



Aunque sea un triste consuelo, con Paco de Lucia hemos tenido un poco más de suerte a la hora de conservar su memoria audiovisual.



Ahora bien, los que hayáis leído la reseña que hago del nuevo disco de Hackett – o si habéis escuchado el podcast oficioso de la revista del que se ocupa mi tocayo, Fran Garcia -, podréis pensar “mucho adorarlo, Fran, pero tampoco parece que lo hayas tratado muy bien”. Bueno, lo que no voy a hacer es mentir. Yo siempre digo que me atreví a tocar mi primera nota en una guitarra por culpa de Steve, y me gusta todo lo que hace, pero tampoco es garantía de que TODO vaya a ser excelente. En todo caso, ya parece que hay bastante gente flipando con el disco, así que mis 120 palabras no creo que hundan un lanzamiento que, a pesar de lo que pueda parecer, me parece muy respetable.



Igual que no creo que mis tropocientas palabras sobre lo magnifico que es el nuevo de Steven Wilson vayan a hacer que venda millones de copias.



Pre-Von Hertzen Brothers

Un colega veterano en estas lides del periodismo musical (¡glups!), me dice que un factor que siempre le frenó a la hora de buscar nuevos talentos a los que producir / promocionar – algo que parece el paso habitual entre los que escribimos sobre música -, es que ya tenía sus gustos muy asentados en géneros y artistas más bien clásicos, con lo cual le costaba mucho emocionarse con bandas nóveles. Por cierto, cuando digo clásico me refiero a cosas como el Blues o el Hard Rock setentero, no a Mozart o Rossini.



Tengo que confesar que esto es algo que a mi también me ha ocurrido. Si bien en mi caso – como ustedes ya pueden adivinar -, el lugar estaba tomado por el Progresivo. Durante muchos años, para mí la “actualidad musical” era saber si Yes sacaba disco nuevo... y con qué formación. Hasta la llegada de Internet, leer buena parte de las revistas de música que se editaban en español, implicaba pasar páginas y páginas de grupos que desconocía o en los que tenía muy poco interés hasta llegar a las míseras dos páginas sobre el músico que realmente me interesaba.



Afortunadamente, siempre hubo pequeños rescoldos en publicaciones como “World 1 Music” (aquella portada con Jon Anderson y Vangelis me ganó desde el primer momento), y más adelante mi inglés mejoró lo bastante como para poder leer cosas como la “Classic Rock” y la revista mazacote “Q”. Al igual que “El Gran Musical”, lo bueno de la “Q” es que, aunque no me interesaran profundamente todos los grupos que aparecían en ella, estaba tan bien escrita que el factor diversión estaba a la par con el factor información. Y así acababa uno descubriendo bandas que era prácticamente imposibles de encontrar en la radio.



Porque, a pesar de lo que pueda decir mi colega Anil Prasad sobre las publicaciones impresas y aunque tengo bastante claro que escribir para el papel es una cosa de La Vieja Escuela, sigue existiendo una pequeña brecha cualitativa. Es menos inmediato que una web, sí, pero precisamente es esa falta de inmediatez lo que permite ser un poco más reflexivo, redactar un poco mejor, y, espero, darle a la revista un poco de ese aura de objeto a conservar. Como hago yo con el viejo volumen encuadernado del Popu que me compré en Discos La Pera.

Ahora sí: Von Hertzen Brothers

Toda esta perorata para hablar de los fineses Von Hertzen, los cuales son también un poco Vieja Escuela, pero al mismo tiempo hacen música con proyección de futuro. Sus bases están en Led Zeppelin, Black Sabbath y Pink Floyd, pero toman esas referencias con la suficiente frescura como para que una diga “coño, es Rock Clásico, pero muy bien hecho y encima meten cosas más actuales”.



La cosa es que si no fuera por el director de This is Rock, nunca habría oído hablar del grupo que comandan los hermanos Von Hertzen (Jonne, Kie y Mikko), y desde que colaboro con la revista me mantengo mucho más al tanto de la actualidad musical que antes. Pero no se trata, en mi caso, de ponerse una medalla ni nada por el estilo. Siempre me ha gustado considerar esto, ante todo, como divulgación de la música que yo – y otros como yo -, amamos. Poco más.



Realmente creo que los Von Hertzen pueden llegar a un público muy amplio, ya son estrellas en su país natal, además de haber logrado penetrar en un mercado tan difícil y chovinista como el británico, por lo que creo que su “New Day Rising” puede facilitarles el salto a un nuevo nivel.



Para hablar del tema, nos pusimos en contacto con Mikko (voz solista y guitarra) e hicimos una de las cosas que más me gusta que haga This is Rock: el formato “entrevista en profundidad”. Aunque dudo mucho que algún día lleguemos al nivel de la entrevista con Almodovar que apareció en el primer número de “Nickel Odeon” (más que nada porque esa entrevista ocupaba en páginas el equivalente a medio ejemplar del TiR), los 45 minutos de charleta que mantuve con Mikko a través de Skype dieron bastante de sí.



Y como no podía ser de otra manera, cuando terminó la entrevista “oficial”, Mikko me estuvo contando las ganas que tenía de visitar Barcelona porque se había vuelto loco con los libros de Carlos Ruiz Zafón (“La sombra del viento”). Un tío muy cool este Mikko. Lástima que decidiera pasarse buena parte de la entrevista mascando chicle ¡Joder tío, que en España os tenemos a los fineses como gente muy fina! (Y no, no es un juego de palabras).

The Gentle Storm

Cosas de la vida, hay artistas a los que admiras profundamente, pero que son horribles en el trato personal, y hay gente que te cae bien desde el primer momento en el que entablas conversación pero por algún motivo no consigues conectar del todo con sus creaciones.



Esto es un poco lo que me ocurre con Arjen Lucassen, que muchos de vosotros conocéis como La Mente Maestra del proyecto musical que es Ayreon. Encuentro admirable lo que ha conseguido con sus creaciones, artística y comercialmente. Es un señor la mar de majo, con los pies en la tierra, educado y posee un gran sentido del humor. Pero, salvo contadas excepciones, no me acaba de llegar lo que hace y casi me siento tentado de decir “lo siento”.



Su colaboración con la dulce Anneke van Giersbergen (ex-The Gathering), The Gentle Storm, ha desembocado en un disco, “The diary”, que me parece bueno, además de partir de un concepto interesante, pero no termina por apasionarme. Una vez más, a Arjen no le hace falta que a mí me apasione porque ya tiene una cantidad importante de fieles fans que le siguen y que, estoy seguro, disfrutarán mucho de este álbum. Lo único que puedo decir, tal y como destaco en mi reseña, es que probablemente hubiera sido mejor que hubiera sacado un álbum de un sólo disco y dejara las múltiples versiones de los temas para la edición especial.



¡Fish!

Al igual que Bryan Ferry, otra asignatura pendiente de ver en directo que se aprueba con nota alta. Ya sé que a mucha gente le resultará un poco incomprensible, pero para mí pocas cosas hay como la música en directo. Sí, a veces hay que hacerse tantos (o más) kilómetros que los propios músicos para ver a algunos grupos en directo, es un coñazo tener cerca a esa gente que, por algún incomprensible motivo, son fans de una banda (se saben las canciones y todo, me consta) pero se pasan buena parte del show comentándolo como si aquello fuera un partido de fútbol, y el precio de las entradas a veces puede ser un poco abusivo (me refiero especialmente a las grandes estrellas consagradas, no a los curritos como Fish o Bigelf).



Pero no hay nada como el momento en el que la música ambiental se detiene, las luces se apagan y el tipo al que tantas veces has visto en DVD aparece sobre las tablas. Que sí, que tenemos Ultra HD, 3D y Dolby Atmos, pero donde se ponga una sala con iluminación...er.... complicada (no vean lo que sufrí para sacar una foto decente) y una PA atronadora, que se quite lo demás.

En serio, estuvo muy bien, y para mí fue un plus el encontrarme, nada más llegar, al gran Paco Fox en la cola de entrada, al que después se sumaría un señor que ha escrito un libro sobre...¿Formula 1?



Por cierto, que una de las cosas de las que hablamos la gente de “Vicisitud y Sordidez” y yo – aparte de mucho sobre Rock Progresivo y de cómo eso nos da incontables puntos de destreza para ser un héroe del Nunca Follarás en la Vida -, fue “Cinebasura, la película”, proyecto que Paco, con la ayuda de un esforzado equipo creativo intenta levantar. La campaña de crowdfunding ya terminó, pero si usted quiere currar en una película y tiene capacidad para ocupar puestos como Director de Arte u otras destrezas técnicas, no dude en ponerse en contacto con el señor Fox. Obviamente, casi mejor si vive usted en Madrid.



Como ya he mencionado, el concierto en sí se saldó con un buen éxito artístico (del cual ya hablo en mi crónica para la revista), y hasta cierto punto también de asistencia (sobre todo teniendo en cuenta que era martes por la noche). Pero el otro plus adicional para mí fue que el señor William Dereck salió a las puertas de la Sala Caracol para firmar todo aquello que los fans le pusiéramos por delante, hacerse fotos con nosotros, comentar la jugada e incluso se acordaba de la entrevista que mantuvimos por Skype el año pasado, o eso dijo, no sé hasta qué punto de cansado estaba el hombre para acordarse de tales cosas y en realidad estaba intentado quedar medio bien.



Por lo demás, no puedo decir mucho salvo que Madrid me sigue encantando, que por poco no llego al AVE de vuelta a tiempo (más por un problema de orientación que por ganas de quedarme) y que este año tiene toda la pinta de que voy a gastarme mucha más pasta en asistir a conciertos ajenos que en montar los míos como ar-tis-ta. Mal, Fran, muy mal.

When worlds collide... (Selfie tomada con una reflex, así nos las gastamos)



No obstante, en breve más y mejor.

miércoles, 1 de abril de 2015

¡¡¡CONCIERTO!!! 12 CANCIONES TRISTES PARA UN LUNES DE RESACA / PASCUA




Muy bien, mientras algunos de vosotros seguís disfrutando de la Semana Santa en sus múltiples variantes (ya sea acudiendo a ver procesiones o huyendo de ellas) yo os propongo un plan GRATIS, FREE, BY THE FACE para el duro lunes posterior al Domingo de Resurrección.




Ni más ni menos que un concierto de un servidor, en un centro cívico. En el auditorio de un centro cívico, para ser más exactos, con sus cómodos asientos. Sin sorteos de programa de la gira, sin pagar entradas, sin tener que consumir, aunque, lógicamente, sin barra a la que acudir, me temo. Son las reglas del Centro Cívico. Tan sólo tenéis que estar a la hora.







Ah, y no va a durar más de 60 minutos (o así) y va a  haber muchos temas en castellano. Durante el concierto ya os contaré.


Sin olvidar de que además, será un Chou Multimedia (léase, 
hay un proyector y lo voy a usar). Por cierto, estoy justo ahora sufriendo un ataque frontal de alergia, voy fatal de tiempo con los ensayos, me toca grabar la madrugá y me está doliendo la cabeza cosa fina. ¿Qué podría salir mal? Venid el lunes y lo averiguaremos.