viernes, 20 de junio de 2014

TRES ERAN TRES (LAS ENTREVISTAS EN LA THIS IS ROCK DE ESTE MES... AUNQUE TAMBIÉN HAY RESEÑAS QUE TAMBIÉN LLEVAN MI FIRMA...¡Y HABLAMOS CON UN MOODY BLUES! Fuera de la revista, eso sí...)



I. MARTY FRIEDMAN: La tarde caía sobre Tokio mientras el ex-guitarrista de Megadeth y yo hablábamos sobre su nueva obra, “Inferno”. Me gustaría contarles, para redondear este post de auto bombo sobre mis incursiones en el periodismo musical, que la conversación se produjo alrededor de unos vasitos de sake, sentados en las sillas Harkonnen y el resto de decoración que diseñó H.R. Giger (se le echará de menos, maestro), para el bar de la capital nipona en el que nos citamos.



Pero no, me temo que la cosa fue a través de una práctica llamada de Skype, un domingo por la mañana (hora española), con muy pocas horas de sueño encima por mi parte – después de pasar unas horas en urgencias, debidas al accidente doméstico que mencioné hace un par de entradas -, y con un poco de confusión de por medio, ya que Friedman era quien tenía que llamar y no reparó en que en España (y buena parte del continente europeo), tenemos esta costumbre de adelantar o atrasar la hora según se acerque el frío o el calor.



Cómo conseguí mantener una charla con un mínimo de coherencia es un misterio, no tan grande como el hecho de que consiguiera transcribir lo que se dijo de forma que el lector medio no se quiera dar de cabezazos contra el escritorio, pero un misterio a fin de cuentas. Friedman, no obstante, tuvo que notarme espeso un par de veces, ya que respondió algunas preguntas con algo de sorpresa. Como quien dice, me reservé el comodín de explicarle mi situación para el final de la entrevista y el guitarrista de metal flipado – y algo a la defensiva, sobre todo al nombrarle a Megadeth, si bien esto no se traslada a la versión impresa - con el que había hablado durante media hora dio paso a un tipo bastante razonable y hasta preocupado.

Si a ustedes le gustan las locuras a lo largo del mástil de la guitarra con un pie en el metal y el otro en multitud de géneros (incluido el jazz con patrones de doble bombo), no se deben perder “Inferno”. Por cierto, ya conté que he entrevistado a todos los miembros de Transatlantic, y ya llevo dos de Megadeth ¿Me darán un reloj de oro si consigo entrevistar a Dave Mustaine sin acabar a hostia limpia como creo que ocurrirá si nos vemos? (¡¡¡Deja de lloriquear, imbécil!!! Es lo que me imagino diciéndole mientras ejecuto un gancho de derecha, más o menos)

II. IQ

Dentro de los cuatro gatos a los que nos gusta el progresivo, se generan debates que, entiendo, deben resultar muy estrafalarios vistos desde fuera. Que si “The Wall” de Pink Floyd guarda más de un parecido razonable con “The lamb lies down on Broadway” de Genesis (aka EL MEJOR DISCO Y MEJOR CONCIERTO DE LA HISTORIA), que si Yes sin Jon Anderson no son Yes o que IQ son mejores que Marillion.

Comparar bandas siempre es un fastidio, más que nada por lo ridículo de la idea en sí – comparar artistas siempre es una mierda, como ya expliqué en el articulo sobre Hopper -, pero, para colmo, como gran fan de Marillion, no me explico de dónde puede salir semejante sugerencia.


Para empezar, se deja, de forma bastante cruel, a Pendragon fuera del debate, cuando yo creo que los de Nick Barret son la auténtica banda de neoprogresivo por excelencia ya que Marillion, a mi entender abandonó ese camino hace tiempo. Para continuar, creo que siempre va a haber una diferencia muy grande entre un grupo cuyos miembros viven exclusivamente de la música – Marillion - y otro en el que los integrantes tienen que repartir su tiempo con otras cuestiones de índole laboral – IQ -. Cuidado, que esto es un arma de doble filo: no depender de las ventas de tus álbumes o de cómo funcionan tus conciertos también puede suponer un alivio para la presión creativa.

Y para terminar, Pete Nicholls. No es que me caiga mal como cantante, ni mucho menos, pero tiene un timbre tan particular, que a mis oídos, cubre con una capa bastante homogénea a buena parte de los temas de IQ. Con todo, he de decir que la última producción del quinteto, “The road of bones”, es un discazo y que incluso Nicholls está que se sale, escuchen la épica suite “Without walls” si no me creen, espectacular.


Pude hablar con Mike Holmes – el único miembro de la banda que ha estado en todas sus encarnaciones -, al que se le unió el teclísta Neil Durant (para algunas puntualizaciones, como podrán ver en la entrevista es un señor más bien tímido), para debatir sobre “The Road of bones” y otros aspectos de la historia de la banda, incluido el film sobre su álbum conceptual “Subterranea”, cuyo directo – primero en VHS y después en DVD – tengo (o tenía) prácticamente gastado.

Y en fin, un servidor es demasiado adulto para meterse en estériles debates sobre qué banda es mejor... Pero “Afraid of sunlight” le da sopa con ondas a cualquier canción de IQ!

Ups.

III. JOHN WESLEY

El bueno de John se reía cuando le recordaba que pude en verle en concierto hace ya diez años (¡tempus fugit!), cuando tocó formando parte de los directos Porcupine Tree, en una sala que se encontraba en los interiores de un centro comercial (la tristemente extinta Divino Aqualung). Wesley es, indudablemente, uno de esos nombres fáciles de reconocer para cualquier fan del progresivo de los últimos años, aunque sea por sus diversas asociaciones con lo más granado del gremio, además de una de las personas más agradables del negocio musical. Quiero decir, alguien que le cae bien a Fish, Mark Kelly o Steven Wilson no puede ser un mal tipo ¿Verdad?




De hecho, no, el ex-pipa de Marillion es un tipo tan sencillo que uno no puede más que desearle mucha suerte con su estupendo nuevo álbum en solitario “Disconnect”.

Reseñas

De las críticas que se publican no voy a decir gran cosa, salvo que aquí tienen los enlaces, de nuevo, a lo bruto, (tranquilos, este mes la cosa ha estado relajada) para que se hagan una idea personal de los discos. Pero sí me gustaría destacar – ya que, de hecho, es una reseña destacada -, el nuevo disco de los Anathema. Curiosidades de la vida, pude ver a Anathema como teloneros de Porcupine Tree en el mismo concierto en el que tocó John Wesley y he decir que el grupo ha tenido una evolución increíble desde entonces. El nuevo “Distant satellites” merece una buena escucha, como muestra, un botón:




Cómo NO entrevistar a Jimmy Page, pero hablar con un miembro de The Moody Blues a través de un “Hangout” de Google.

No, la entrevista central al guitarrista y mente maestra de Led Zeppelin no lleva mi firma, ojalá, pero un consejo os he de dar: no digáis “no voy a participar en tal sorteo porque, total, no me va a tocar nada”. Decid mejor “no voy a participar, no vaya a ser que me toque” ¿Por qué digo esto? A rebufo de las últimas reediciones de la discografía de Led Zeppelin – casi tan timo como las de Pink Floyd si me preguntan -, se organizaron algunas “Listening Parties” en puntos estratégicos del globo, entre ellos el Olympia de Paris.


¿Qué es una listening party?” Os oigo preguntar... básicamente, un músico o un grupo reservan un local con un equipo de sonido muy potente, se le da al botón de “play”, se escucha un disco, se hacen algunas preguntas, se firman discos, se charla un poco, se bebe, se come y ala, todos a casíta. Si se le quiere dar un poco más de empaque a la cosa, pues se saca una guitarra acústica o un piano, y los músicos interpretan algunos temas para el deleite del público y prensa convocados.

Para la “listening party” de Paris se organizó un concurso para sortear entradas... y me tocaron. Problemas: era un miércoles por la mañana, había que confirmar rápido y para colmo, el resultado del sorteo se comunicó con menos de una semana de antelación. Tampoco había datos (en el correo electrónico original) sobre a qué hora iba a ser el evento, ni siquiera si los asistentes al evento podríamos hacer preguntas a Page – el único miembro de Zeppelin presente en los medios para esta campaña de reediciones -, o si éste firmaría algún disco.

Raudo, fui a echar un vistazo a “Tight but loose”, LA web sobre Led Zeppelin a la que hay que acudir y pude informarme con todo lujo de detalles sobre cómo podría ir el acto, a tenor de los eventos de similares características celebrados anteriormente.

Después del periplo y con no poco arrepentimiento, decidí que no merecía la pena reservar vuelo con hotel para ver a Page respondiendo tres preguntas. Sí, el Olympia es un marco incomparable, sobre todo cuando uno de los discos incluidos en las nuevas ediciones es un directo grabado en el prestigioso recinto hace 40 años. Pero si se trata de ver a Page, prefiero que sea empuñando una guitarra o alrededor de un café, preguntándole sobre si tiene en venta (y baratita) la acústica-mandolina que usó en el “Unledded”. Soñar es gratis...


Lo que SÌ me tocó y salía gratis, era poder hacerle una pregunta a Justin Hayward, voz y guitarra de The Moody Blues. ¿Quieren más coincidencias? A la vuelta del concierto de “The Cavern Beatles” (genial banda tributo), le puse en el coche a mis amigos la versión de Transatlantic de “Nights in white satin”... días después, ahí estoy, en el cyberespacio, preguntándole a Hayward por guitarras acústicas y sobre cómo es hacer un disco en solitario. A fin de cuentas, la cosa era promocionar el nuevo “Dreams of the westerns sky” de Justin. (Alrededor del minuto 5, y sí, aproveché para hacer DOS preguntas, cosa que, por la cara, creo no le agradó mucho al señor de Eagle Rock, ahhh, se siente...)

Si se preguntan por qué el español es el que tiene la calidad más penosa de imagen... pues la respuesta es algo tan práctico como que estaba con el móvil. Acababa de recoger a un familiar de la estación del tren y por poco no llego al Hangout (una forma muy fina que tiene Google de llamar al videochat en directo), a su hora.

Lo gracioso de el vídeo es ver los diferentes “fondos” de cada uno de los participantes, con nuestros respectivos micrófonos y caótica organización casera, mientras Justin nos observaba desde la suite de su hotel en Estados Unidos, apoyándose cómodamente sobre el piano. Ahh el estrellato...

Y eso es todo por ahora, en breve (espero) hablaremos sobre un grupo de Rock nacional que no tardará en partir la pana... ¿Amiguismo? Nahhh, sólo un poco...

domingo, 8 de junio de 2014

12 CANCIONES TRISTES (en las que hay incluidas algunas versiones) EN CONCIERTO EL 8 DE JUNIO, EN SEVILLA.







En el pequeño resumen biográfico que corona el blog de Diego Manrique – uno de los últimos bastiones de los primeros periodistas musicales en nuestro país – se afirma que, a diferencia de muchos redactores del género, él no es ningún músico frustrado. Yo soy más de la despreciable escuela de Nick Kent, esto es, me permito el lujo de minusvalorar a otros artistas mientras albergo el mal escondido secreto de aspirar al estrellato.

Ay, qué dirian Chris Welch o Mick Wall de esta actitud...

Bueno, mientras ustedes piensan en esto (o no), me permito presentarles el ciclo “12 canciones tristes”, o, en otras palabras, el nombre que se me ha ocurrido darle a esta cosa que sucede cuando me subo a un escenario.

Qué le vamos a hacer, a mí me hubiera gustado ofrecerles un espectáculo de esos que tanto chanan entre la juventud, con increíbles jamelgas en bikini, pantallas LED más grandes – y largas – que en día sin pan, pero me temo que se quedarán encallados en un señor que toca la guitarra, el teclado, que canta y al que, en un momento dado se le suma otro señor que toca la guitarra y añade algunos coros. Todo este conjunto sazonado con diversas historias, anécdotas y, para qué negarlo, las múltiples de posibilidades de ver cómo se me van los dedos o la voz en diversas instancias del espectáculo.


¿Por qué “12 canciones tristes”? A esto yo les podría responder con una desbordante sencillez “porque son 12 canciones y son todas tristes”, pero en realidad, si les dijera tal cosa estaría mintiendo, ya que este concierto / recital, ya tuvo un “preestreno” en la sevillana (y macarena) sala El Farol, y tal y como me cuestionó un amigo al terminar “han sido más de 12 ¿Verdad?”


Pues sí, pensé que “Francisco Roldán en concierto” iba a quedar un poco raro, ya que básicamente... a la mayoría de la población mundial tal anuncio les iba a decir más bien poco. No es que “12 canciones tristes” les diga mucho más allá de que se les viene encima un repertorio que haría las delicias de un Calimero con salmonelosis, pero es un poco más resultón.

Así pues, en mi canal de Youtube colgaré una pequeñas pieza de presentación de los temas que se tocarán (o no, porque lo divertido de decidir un repertorio en solitario que no depende de proyecciones u otros músicos es que puedo estar cambiando las canciones hasta última hora) el día del concierto. 

Por lo pronto, quedan ustedes emplazados en La Torre Encendida, espacio sito en la calle Torneo s/n, casi en frente de la sala Gold / Malandar, a las 21 horas, con la entrada a 2 populares euros y barra con unos precios también la mar de populares. Díganselo a todos sus amiguitos, que verán qué risa. O no.

(Fotos: Maria Ledo, y Diego Fernandez)